Ryosuke:
Iba de un lado a otro tratando de pasar mi rabia, aún podía concebir lo que Kang me había dicho ¿que se cree ese bastardo? ¿Cómo puede decirme que no tengo una oportunidad con Jenn?
Que me bese las bolas.
Ahora con la confesión de Jenn, me dio a entender que era ella la que había ido al barrio chino esa noche, tanto buscar, para tenerla justo frente a mi todo este tiempo. Si los de la organización se enteran de esto, irán por Jenn y eso no lo puedo permitir. Ni siquiera se si ella tiene esa cinta aun en su poder, eso no me lo había dicho, supongo que es por que no confía del todo en mi.
Y la entiendo, ella tenía miedo y lo peor es que se había arriesgado, de solo pensar en que pudo ser descubierta y asesinada esa misma noche, hace que mi estómago se revuelva.
Si el bastardo de Kang no obtiene la cinta, tendré que hacerlo yo. Pero pensaba en las palabras de Kang. Los Yakuza no somos como los Kkangpae, nosotros somos mas impulsivos y no quiero llegar al punto de lastimarla o dejar que ellos la lastimen.
Esto es demasiado jodido para mi. Por que ella me gusta, jamas en mi vida me había gustado tanto una mujer como ella. Deseo hacerla mía, pero la organización me lo impide por completo. Si ella se convierte en mi mujer, tengo que marcarla y eso no me gusta, ella no es un maldito objeto, pero es la tradición, si la marco nadie puede tocarla o morirá si lo hacen, es una forma de protección que no falla, pero si me ven con ella y no lleva mi marca, a mi me asesinan y a ella la usan como esclava sexual.
Malditos Yakuza.
Kang tiene razón, estar conmigo requiere aún más peligro que estar con el. Pero joder, no deseo dejarla escapar, no cuando me correspondió aquel beso, maldita sea me tiene loco.
—Desde afuera percibo tu mal humor cariño ¿me dirás que pasa? —Hirai entro a mi oficina.
—Es algo complicado Hirai —murmuré pensativo.
—Te escucho —se sentó frente a mi.
Ella después de Kyoto son de mi más entera confianza, no tiene caso de que le oculte lo que está sucediendo. Así que empecé a contarle lo que está pasando, incluyendo el dilema de Jenn y Kanf.
—Que suertuda es esa chica —se reía—, tiene a los dos mafiosos mas famosos de Estados Unidos y Asia a sus pies, vaya suerte.
—Pues a mi no me hace gracia eso Hirai —ella rodó los ojos—. No quiero decir esto, pero Kang me lleva la delantera en casi todo.
—¿A que te refieres?
—A que Kang es un hombre con muchas cualidades —me puse de pie—. El bastardo es listo, demasiado listo, es un empresario reconocido, respetable, graduado entre otras cosas más... Y yo —solté una risa—, yo me crié en las calles, mi aspecto es desaliñado, el está siempre en un traje yo.. Me visto asi —me señale—, Kang es un buen partido para Jenn.
Pensaba en las palabras de Kang ¿que podría ofrecerle a Jenn? Nada, ella es una chica con una profesion, yo solo se vender armas, lo mismo que Kang, pero el tiene todas las de ganar con ella.
—Ryosuke, no te hagas menos —me miro mal—, crecer en las calles no tiene nada que ver, es cierto, eres un Yakuza, pero tienes alma, algo que los Japoneses no tienen... Eres un buen hombre, claro que serias un partidazo para esa chica.
—¿Lo crees?
—Claro que si, has ayudado a todos los japoneses e incluso chinos a tener empleos y lugares donde quedarse, le das la oportunidad a los niños de tener una buena infancia, una que tu no tuviste... Eres más bueno que Kang, asi que sacate eso de la cabeza... Lucha por la chica si es que la quieres contigo de verdad.
—Hay un problema Hirai.
—No tienes que decirmelo por que lo se. Pero si estaras con ella, tienes que decirle quien eres.
—No puedo hacer eso... Ella no puede saber que soy un matón.
—Tienes que decirselo, por que si se enteran de que ella es tuya y no la marcaste, pueden matarla y eso seria fatal.
Yo asesine al dueño de Hirai hace tres años, ella se había casado con Lian y no sabia que el hijo de puta la golpeaba de forma brutal, luego tuve que ponerle mi marca para que nadie la tocara o le hiciera daño. Desde entonces cuenta con mi protección.
La vida de la esposa de un yakuza, es como la de cualquier ama de casa japonesa. La diferencia es que la mujer de un mafioso siempre está preocupada, porque no sabe si su marido volverá a casa con vida por la noche. Una mujer no puede pertenecer por sí sola a la organización, pero si se casa con un miembro de la forma parte absoluta del grupo. Aunque es un sistema bastante patriarcal,
la mujer de un jefe de la Yakuza, tiene mucho predicamento, se encarga de las finanzas y es consejera.Yo honestamente no me imagino a Jenn en ese papel, ella es una mujer profesional, con una carrera brillante. No podría atarla a mi de ese modo.
Seria egoista.
—No quiero que me tenga miedo Hirai, ella en serio me importa y si sabe lo que soy, huira de mi.
—Lo se, pero es una realidad que tienes que llevar contigo —vino a mi y tomo mis mejillas—, no te rindas Ryo, a pesar de todo, eres tan puro como el agua de una cascada.
Ella como siempre siendo tan metafórica. Por eso la adoro.
—Gracias Hirai.
—No hay de que, regresaré a la barra.
Me dio un beso en la mejilla y salio de la oficina, siempre es mas reconfortante que ella me de buenos consejos, siempre sabe que decirme y yo como actuar.
Si esto funciona con Jenn, se que debo decirle sobre quien soy y darle a escoger si desea o no estar conmigo. Por que no pienso obligarla a nada.
—Jefe —Kyoto entró a mi oficina e hizo una reverencia—, la policia está aquí.
—Lo que me faltaba. Hazlos pasar.
El le dio el pase a los policías, había olvidado por completo qué día era hoy. Su día de pago.
Los bastardos vienen cada mes a quitarme una enorme cantidad de dinero para mantenerse callados, su jefe sabe quien soy y todo lo que hago lamentablemente, asi que no me queda de otra que pagarles sin falta todos los meses, si no lo hago, iré a la cárcel y eso no lo puedo permitir.
—Ryosuke Tanaka.
—Thomas hijo de puta Hills —le sonreí—. Veo que cada dia tu séquito de lame bolas crece mas y mas —mire a los hombres detras de el.
—Cuida lo que dices chino de m****a..
—Calma —miro al tipo—, yo me encargo de esto —me miró—. Se mas educado Tanaka, no espera... Se me olvido que no tienes educación, rata callejera.
—Que insulto mas patetico —rei—, solo llevate el dinero y lárgate.
Lo peor de tenerlo frente a mi es que no puedo atravesarle el cráneo con una de mis balas o mi Katana, por que me tiene amenazado de que si le pasa algo, todos mi movimientos serán revelados a la policia y a la DEA... Sere deportado a Japón y alla posiblemente me maten.
Fui hasta mi escritorio y saqué el sobre con el dinero.
—Sesenta mil —lo deje sobre el suelo—. Lo siento, se me cayo.
—No te golpeo, solo por que agregaste diez mil más a la cuenta.
—Es para que no me jodas en dos meses, de igual forma seguirás teniendo sesenta mil, pero si tus amigos me joden en el restaurante, le restare veinte mil y me va a importar una m****a si me denuncias, por que ahora soy yo el que tengo en mis manos.
El me miro sin entender, yo sonreí y señalé la cámara en una esquina de mi oficina.
—Bastardo..
—Oh no no —negué con mi dedo—. Vas dejando las faltas de respeto hacia mi —puse la mano en mi pecho—, ahora seré yo quien te exija, que te comportes. Se que tienes mas pruebas en mi contra, pero no hay nada mejor que el detective y director de la policia de New York, sea acusado de fraude y soborno. Sería una buena primera plana ¿no lo crees?
El cree que me puede intimidar con sus amenazas, pero soy mucho peor que el y cuando lo mate, lo voy a disfrutar como nadie.
—Largo.
Tomaron el dinero y se fueron, en algún momento me desquitaré y lo dejaré hecho trizas.
Al salir de la oficina, ellos ya se habian ido, me quede mirando el restaurante y como siempre estaba lleno, Hirai en la barra atendiendo a los hombres que se sentaban solo para verla. Hirai es hermosa, pero asi como ella lo dice, ningún hombre esta a su altura, pero se que lo dice por que ella no desea volver a enamorarse, la entiendo, paso por mucho estando casada con ese bastardo.
Hay veces en las que quisiera retirarme, pero hacerlo no es algo sencillo, para que eso pase, es que deba morir y no planeo hacerlo, no hasta que haya formado mi familia, pero lejos de ese mundo que lo que trae es desgracia.
Algun dia lo cumplire.
(...)
Al dia siguiente.
Desperté con un buen ánimo, pase por una cafetería y compre dos cafés y panecillos para Jenn, no sabia de cual le gustaria asi que compre uno de cada uno.
Desde ayer he querido verla, aun no sale de mi mente el momento en que me arriesgue y le tome la mano para besarla, joder jamas habia hecho algo como eso, jamás en mi vida había ido a ese ritmo con nadie, pero quería demostrarle de qué soy tan bueno como Kang.
Las personas me miraban de forma extraña al verme por el pasillo e ir directo a la oficina de Jenn, al entrar la encontré sentada en su escritorio mirando algunos papeles.
Al alzar la vista, me sonrió de forma genuina, es tan bonita. Debo decir que ella se viste muy bien, hoy estaba en Jeans negros y camisa blanca con un saco encima que se ajustaba a su torso.
—Ryosuke, que sorpresa.
—Sorpresa no, recuerda que soy el jefe. —sonreí con orgullo.
—Lo había olvidado ¿que traes ahí?
—Dos cafés y algunos panecillos, no se cual te gusta así que traje uno de cada uno.
—Buena elección.
Se puso de pie y rodeó el escritorio, empezó a revisar la bolsa con los panecillos.
—Jenn —volteo hacia mi—, seme sincera —ella asintió— ¿Que paso entre tu y Kang?
De inmediato me arrepentí de haberle preguntado, ella solo desvió la mirada, dándome a entender que si se habían besado.
Me acerque a ella y rodee su cintura con mi brazo, tomé su mentón para alzarlo y hacer que ella me mirara.
—¿Por que te besaste con el?
—¿Tengo que responder? —murmuró un poco nerviosa.
—Si —dije entre dientes—, por que no sabes lo mucho que me molestó saber que ese imbécil te beso y puedo apostar a que te toco... —Ella no respondió—, joder Jenn.
—No me digas que te pondrás como Dak Ho.
—¿Que quieres decir?
—Se molesto por que supo que nos besamos y se que se lo dijiste... Armó una escena de celos.
Maldito, sabía que estaba celoso de haberla besado, pero me molesta que haya venido usando una carta barata para volverla a tocar.
—Dime algo Jenn —mi dedo acariciaba su mentón— ¿te gusto que el te besara?
—Es... Es difícil de explicar —cerró sus ojos.
—No sabes lo molesto que me pone de que el te haya tocado Jenn —roce mis labios con los de ella—, no me gusta que alguien toque lo que puede ser mio y quiero que seas mia, solo mia.
—¿Que.. —la calle con un beso.
La cargue para dejarla sobre el escritorio, mis labios devoraron los suyos de forma ruda y posesiva, la pegue a mi cuerpo y segui besandola hasta escucharla gemir sobre mi boca.
Maldita sea.
Mordí su labio inferior para que abriera mas su boca y así meter mi lengua en su cavidad, su lengua jugaba con la mía, un gruñido salió de mis labios cuando sentí sus manos meterse dentro de mi camisa y así tocar mi espalda, sus dedos eran suaves y pequeños.
Solté sus labios e hice a un lado lo que había en el escritorio, la acosté sobre el mismo, sostuve sus muñecas con una de mis manos y empecé a besar su cuello con posesividad, mientras que ella rodeo sus piernas en mi cintura haciendo que nuestros sexos se rozaran a través de la tela.
—Esto no puede ser Ryosuke —soltó un suave gemido.
—Si, si puede —bese sus labios—, y no puedo dejar que Kang te robe.
—Ustedes están locos —ella jadeaba.
Solté sus manos y me recargue del escritorio, mis manos se posaron a cada lado de su cabeza. Nuestras miradas se conectaron entre si, por un momento me la imagine desnuda debajo de mi gimiendo y pidiéndome que la follara mas y mas duro.
—Yo estoy loco por ti y si tengo que pelear contra el, lo hare.
—No soy un trofeo por el que pueden competir —negó bastante seria—, ya se lo deje claro a Dak Ho y te lo dejo claro a ti Ryosuke.
—¿Que crees? Ambos no sabemos cuando rendirnos —delinee su pecho con mi dedo, ella cerro los ojos disfrutando de mi tacto—, no sabes como me encantaria follarte ahora Jenn.
—No puedes —susurró—, estamos en mi oficina.
—Quiero que seas solo mía —sonreí al verla retorcerse bajo mi cuerpo y mi tacto— ¿que pasaria si toco aqui?
Sus pezones se marcaban a través de la tela de la blusa y por un instante, desee romper esa cosa que me estorba la vista, la curiosidad de saber cómo son ese par, hace que me endurezca más.
Jenn arqueo su espalda al sentir como mis dedos apretaron su pezón sensible y calló su gemido mordiéndose el labio.
Simplemente perfecto.
—Basta —pidió en un hilo de voz—, me estas torturando Ryosuke.
Será mejor que haga lo que me pide, antes de que pierda la poca cordura que me queda y termine teniendo sexo con ella aquí y ahora.
Me aparté de ella sintiéndome vacío y con una enorme erección molestandome en los pantalones.
—Cena conmigo el sábado.
—No puedo... Ya tengo planes.
—¿Planes?
—Cenare con Dak Ho.
Me descoloque un poco al escucharla ¿en serio ella me había dicho eso? ¿En mi cara? Maldito Kang, tramposo de m****a.
—Me tienes que estar jodiendo ¿no es así? —ella negó con una sonrisa— ¿crees es divertido? Llama a Kang y cancela esa cena, dile que iras conmigo.
—Lo siento pero no pienso hacerlo —se cruzó de brazos—, no eres mi dueño como para decirme que hacer y que no. De hecho nadie.
Joder.
Por alguna maldita razón me gusto que me hablara en ese tono ¿que está mal conmigo?
—Si quieres que cene contigo, lo haremos el domingo, tu decides.
—¡Jah! ¿Crees que soy una persona que aceptara tal cosa? —negué— pues estas errada Jenn.
—Bien —se bajó del escritorio y empezó a ordenar todo lo que desordene—, entonces no cenaremos, puedes irte.
—¿Que?
—Lo que escuchaste Ryosuke, si no quieres cenar conmigo el domingo, no lo hagas. No voy a rogarte si eso es lo que esperas..
No podía creer lo que estaba escuchando, me ha puesto un maldito ultimatum.
—La cena con los dos tiene una finalidad —se sentó en su silla.
—Esta bien, cenaremos el domingo —solté un suspiro—, solo dime a qué hora paso por ti.
No podía creer que yo había accedido a hacer esto, Dios me siento como un animal domestico al que le ordenan hacer cosas.
Dije que no dejaría que Kang me ganase, así que eso no lo puedo permitir.
—A las siete —me sonrió—, puedes irte y gracias por el café y los panecillos.
Fui hasta ella, gire la silla y me agache a su altura, si mis hombres me ven haciendo esto, seria la burla de la organización.
—Te dare un beso —tomo mis mejillas y me dio un beso corto—, nos vemos el domingo.
—Portate bien con el ¿si?
—Lo prometo —sonrió de lado.
Esa sonrisa no me convenció del todo, mejor no me pongo a pensar en nada ahora para no ir hasta Kang y no romperle las piernas.
Aunque...
¡No! Mejor no hago eso, eso me restaría puntos con ella, mejor me quedo tranquilo y espero hasta el domingo para cenar con esa, se que Kang la llevara a un restaurante caro, así que yo me tengo que lucir y dejarla impresionada.
Quiero creer que la cena con los dos es con la finalidad de poner en orden sus sentimientos, no voy a pensar que ella me dejaría por el, debo pensar en las palabras de Hirai, yo puedo ser un buen partido para Jenn, independientemente de lo que sea, puedo ser un buen novio o amante para ella.
—Debo irme, te llevare a un lugar lindo el domingo.
—Confió en ello —me sonrió.
Confió en mí mismo, el señor músculos no es como yo.
Yo soy mas detallista y un poco más atento, no, eso es falso, no se como ser atento Ni detallista ya que jamás he tenido novia, tendré que pedirle consejos a Hirai de cómo deba tratarla el domingo.
Me despedí de ella y salí de su oficina, salí hacia mi auto y me fui hasta el restaurante, tengo que preguntarle a Hirai ya que no conozco mucho de Jenn. Se que nuestra cita saldrá bien, haré que ella la pase bien conmigo.
Hare todo lo posible para que ella termine aceptándome y si no sucede, pues tendré que hacer a un lado al señor musculoso, porque yo no pienso dejarle el camino libre con Jenn, se que suena mal, pero no puedo dejar que el disfrute de ella, no señor.
Ella tiene que ser mía.