Inicio / Romance / Indomable Tentación / Capítulo 3 – El incendio que no se apagó
Capítulo 3 – El incendio que no se apagó

El día comenzó con el cielo cubierto de nubes densas, como si la tierra misma supiera que algo estaba por estallar.

María Elena apenas había terminado de organizar los registros del nuevo ganado cuando la llamaron a la oficina principal de la finca. Don Alberto, el nuevo administrador, le explicó con voz seca que, debido a su experiencia, se le asignaría temporalmente la supervisión de las nuevas caballerizas. Una zona que, para su mala suerte, compartía espacio directo con Leonel.

—¿Problemas con eso? —preguntó Don Alberto, aunque en realidad no era una pregunta.

María Elena apretó los dientes.

—Ninguno, señor.

---

La humedad del aire pegaba en la piel como una advertencia. Cuando llegó a las caballerizas, lo vio.

Leonel estaba allí, arremangado, hablando con uno de los veterinarios. Sonreía con esa arrogancia natural suya, pero al verla, su gesto cambió.

—Vaya, parece que ahora compartiremos territorio —dijo, acercándose sin prisa.

—No me interesa competir, Leonel.

—¿No? Entonces ¿por qué siempre luces como si estuvieras lista para una pelea?

Ella lo miró fijo, desafiándolo.

—Quizá porque contigo, incluso el silencio parece un campo de batalla.

Él soltó una risa suave, seca, casi dolorosa.

—Lo era, ¿verdad? Nuestro silencio. Gritaba más que cualquier palabra.

Ella desvió la mirada. No iba a permitirle abrir esa puerta.

Pero Leonel insistía.

—¿Te acuerdas de la tormenta? —preguntó de repente, bajando la voz—. La noche en que me seguiste a los establos porque creías que iba a escaparme otra vez.

Ella se quedó helada.

No necesitaba cerrar los ojos para recordar.

---

🕰️ 5 años atrás

El cielo rugía mientras la lluvia golpeaba con furia los tejados. María Elena corría por el patio, con el vestido pegado al cuerpo, buscando a Leonel.

Lo encontró en los establos, sentado sobre una paca de heno, empapado, bebiendo de una botella que apenas sujetaba con fuerza.

—¿Qué haces aquí? —le gritó.

—Esperando que vengas. Siempre vienes cuando llueve.

Ella no dijo nada. Se acercó, temblando por la tormenta y por él.

—Te vas otra vez, ¿verdad?

—No —dijo él, levantando la vista. Tenía los ojos vidriosos, pero no por el alcohol. Era tristeza. Era rabia. Era deseo.

—No puedo seguir así, Leonel…

Y entonces él la tomó del rostro y la besó. Fue desesperado, húmedo, sincero. El primer beso. El que dolía y sanaba al mismo tiempo.

---

🕰️ [Fin del flashback]

—No hables de esa noche —murmuró María Elena, volviendo al presente—. No tiene sentido ahora.

Leonel dio un paso más cerca. Su cercanía era abrumadora. Su olor, su calor, su recuerdo… todo la golpeaba como el eco de algo que aún ardía bajo la piel.

—Para ti no. Para mí… es la única noche que todavía recuerdo sin culpa.

—¿Culpa?

—Sí —dijo con una risa amarga—. Porque fui yo el que lo arruinó todo después, ¿no es así?

Ella no respondió. No era necesario.

—¿Y si te dijera que no todo fue como pensaste? —insistió él.

—Entonces llegarías muy tarde —respondió, volviéndose para marcharse—. Cinco años tarde, Leonel.

Pero mientras se alejaba, supo que mentía.

Ese incendio… no se había apagado.

Y lo peor de todo era que, en el fondo, una parte de ella deseaba volver a arder.

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP