La finca se transformó al caer la tarde. Faroles colgados entre los árboles, mesas vestidas con manteles blancos y copas que brillaban bajo la luz de las guirnaldas. El evento era una especie de cena de beneficencia organizada por Doña Mercedes, pero más que todo, era una excusa para mostrar el esplendor de su apellido.
María Elena había intentado no asistir, pero la insistencia de la señora fue imposible de evitar.
—Tú eres parte de esta familia mientras estés bajo este techo, ¿no es así? Entonces compórtate como tal. —Le había dicho con una sonrisa helada.
Así que se puso un vestido color vino, sencillo pero elegante, y bajó por las escaleras con el corazón latiendo demasiado fuerte. A su alrededor, todo brillaba de una manera que no tenía nada que ver con calidez, sino con estrategia.
Leonel estaba cerca del bar improvisado, hablando con un par de hombres mayores. Vestía un traje negro, sin corbata, y su mirada se desvió hacia ella apenas entró. No le sonrió, pero sus ojos la sigui