Por otro lado, Helen, la verdadera prometida de Jarret, llega a su apartamento para encontrarse con que su novio no está. El guardia le informa que salió. Llama al espía al que le paga para vigilarlo, y este le cuenta dónde está. Ella se queda tranquila, sentada en el sofá; se duerme sin darse cuenta. Al despertarse, él aún no ha regresado. Toma un baño y se prepara el desayuno, cuando ve que Jarret abre la puerta. Él, al entrar, primero se asombra de verla, pero luego se acerca, la abraza y la besa apasionadamente.
—¡No sabes cuánto te extrañaba, Estela! —exclama con una alegría fingida.—No me parece que mucho, considerando que estabas revolcándote en un hotel con otra —responde ella, molesta.—Ja, ja, ja —ríe complacido—. De veras te extrañaba, lo digo en serio. Deja que me dé un baño y te atie