Isabella
El rojo siempre fue mi color.
No por coquetería. Ni por seducción.
Por sangre.
Por advertencia.
—Está en el salón privado del fondo —me susurra el mesero, un chico demasiado joven para este antro de lujo y decadencia.
Asiento con una sonrisa dulce, de esas que aprendí a perfeccionar con los años.
La que dice confía en mí, justo antes de que alguien se desplome con el corazón detenido.
Camino con la seguri