Isabella
El día en que las promesas de mi padre se hicieron demasiado reales comenzó con el ruido sordo de los pasos en el pasillo. Mi mente estaba todavía atrapada en la pesadilla de lo que había pasado en la reunión secreta, el eco del disparo aún resonando en mi pecho. Me había recuperado físicamente, pero mi alma… mi alma no encontraba descanso. Los días se deslizaban lentamente, como si el mundo esperara algo de mí que yo no estaba dispuesta a entregar.
Y luego apareció él.
Dante Moretti, un hombre cuya cara conocí desde pequeña. Un rostro que podía haber sido una caricatura de la mafia misma, pero con una elegancia que delataba su astucia. Él hab&iacu