Luca
El ruido del motor rugiendo en la noche me transportó a un lugar que no quería recordar. Las luces de la ciudad parpadeaban en la distancia, pero yo ya no veía más que sombras. Mis dedos apretaban el volante con fuerza, tanto que me dolían las manos. Estaba en el borde, pero eso no me detenía. Ni el miedo ni el dolor. Todo lo que me rodeaba ahora era nada más que un eco de lo que había sido. La furia, la rabia, la violencia. Y no podía dejarlo ir. No podía.
El maldito dilema de siempre. Estaba atrapado en una red invisible, pero más fuerte que cualquier hierro. Y sin embargo, ahí estaba yo, manejando a través de la oscuridad, hacia una guarida enemiga, hacia la sangre, hacia la venganza.