Isabella
El sonido del disparo todavía resuena en mis oídos. No por su volumen, sino por lo que significó. Por lo que elegí.
No soy ajena a la violencia. He visto cuerpos caer por órdenes susurradas en salones llenos de humo. He firmado condenas de muerte con la misma mano con la que firmo acuerdos comerciales. Pero esta vez... esta vez fui yo quien apretó el gatillo. No como hija del capo. No como la princesa Morelli. Lo hice como mujer, como líder. Como alguien que ya no está dispuesta a perder a los suyos mientras los buitres del clan Vitale ríen desde las sombras.
No hubo gritos. Ni súplicas. Solo una mirada cobard