Al llegar al apartamento de Jacob, él subió solo para recoger algunas cosas.
Valery se quedó en el auto, mirando por la ventanilla, dejando que sus pensamientos la envolvieran como la niebla de la ciudad, se inclinó ligeramente hacia el espejo retrovisor sin que su reflejo le devolviera la mirada. No era ausencia total, pero sí una sombra incompleta, como si su esencia se negara a quedar atrapada en un cristal.
—¿Qué vas a hacer, Alexandria? ¿Mentir… o amar? —susurró en voz baja, sin que nadie más pudiera oírla.
Mientras pronunciaba aquellas palabras, la imagen del rostro de Jacob, dormido entre sus brazos, apareció con nitidez en su mente.
Recordó la forma en que su ceja se fruncía ligeramente al soñar, la calidez de su respiración contra su pecho y esa vez, siglos atrás, en que otro humano la miró igual... con amor. Pero ese terminó muerto.
"¿Estoy dispuesta a repetir esa historia? ¿O esta vez lo protegeré hasta el final?", pensó, mientras el reflejo quebrado en el espejo le devolví