Mundo ficciónIniciar sesión—Tiene que moverse con más rapidez, levantar el pie izquierdo y alzar los brazos al mismo tiempo.
La voz de la instructora resonó con firmeza en el amplio salón de espejos, clara y exigente, cortando el aire como un látigo. Sus correcciones constantes me estaban sacando de quicio. Había comenzado a practicar la danza de cierre del festival como me lo habían indicado, pero nadie me había advertido que la instructora sería tan severa. No dejaba pasar un solo error, ni siquiera el más mínimo, y cada vez que creía haber ejecutado un movimiento correctamente, su voz me devolvía a la dura realidad: nada era suficiente. El ritmo del entrenamiento era implacable. Apenas llevábamos unos minutos y ya sentía el cuerpo ardiendo, los músculos tensos, la respiración entrecortada. La coreografía duraba solo cinco minutos, pero para mí, que jamás había bailado ni un simple vals, se sentía como una maratón cuesta arriba. Cada paso exigía precisi






