Capítulo 75. La Batalla por la Vida.
El frío metálico del hospital contrastaba brutalmente con el calor que Noah anhelaba en sus brazos. Llevaba horas en el pasillo, mirando a través del cristal de la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales.
En sus pequeñas incubadoras, con tubos y monitores que zumbaban suavemente, luchaban por vivir sus tres milagros. Tres pequeños cuerpos nacidos demasiado pronto, aferrándose a la vida con una fragilidad aterradora.
Habían estado en peligro, pero los médicos, con su pericia, habían logrado estabilizarlos a todos.
Amelia yacía en su habitación de recuperación, débil pero consciente, con el cuerpo dolorido por la cesárea de emergencia.
Noah entró en la habitación con el corazón encogido, con la imagen de la sonrisa rota de Amelia aún fresca en la mente. Ella lo miró con los ojos llenos de preguntas silenciosas y miedo.
—Noah... —su voz era apenas un susurro, áspera—, preguntó.
—Están bien, mi amor —respondió Noah, arrodillándose junto a la cama y tomando su mano con ternura. —Los tres,