Intentando entender al Cuervo.
Rodrigo actuaba con naturalidad, como si fuera el mejor de los anfitriones, aunque por dentro ya había formulado varias formas de eliminar a esos cuatro hombres que querían robarle lo que era suyo, llegado el caso.
Después de que el peligro había pasado, se olvidó de que en algún momento quiso que ellos llegaran para llevárselas y protegerlas, pero ahora que los tenía enfrente, todo había cambiado.
Esa sensación de molestia y rabia lo invadía, y tenía claro lo que era: celos.
Celos porque su nieta miraba con ojos de amor a su bisabuelo…
Celos por cómo reía con Pat y le hacía cariño…
Celos… celos por cómo Victoria, la madre de su nieta, tenía todo lo que él había soñado para su hijo.
Ese algo que él mismo había truncado cuando lo sacó de Estados Unidos.
Su mirada fija en la pequeña, que no paraba de disfrutar de los suyos, le retorcía los intestinos. Quería fervientemente eso solo para él, y la única forma era como lo había hecho… así se justificaba.
Sabía que no había otra forma de