El buffet del desayuno estaba repleto, y el murmullo constante de platos, cubiertos y charlas cruzadas flotaba en el aire con olor a café recién hecho, frutas tropicales y pan horneado. Tory, emocionada, corría de un lado a otro eligiendo waffles y trozos de piña mientras Vicky se servía un poco de yogur natural y jugo de naranja.—¿Puedo comer un pancake más? —preguntó la niña con ojos brillantes, señalando la estación de panqueques.—Claro, pero solo uno más, ¿sí? —respondió Vicky con ternura, acariciando su cabecita mientras ella asentía emocionada.En otra parte del salón, Peter avanzaba con desgano entre las bandejas de desayuno, su plato en la mano, mientras Lizzie se quejaba al costado con tono teatral.—Con lo que cuesta esa habitación, tranquilamente podríamos haber pedido desayuno a la habitación. ¿Qué necesidad hay de hacer fila como plebeyos?—Lizzie, por favor — murmuró él sin ganas, apenas prestándole atención. Ya estaba cansado de escuchar sus reclamos, sus malas palabr
Leer más