87. No me sigan
Satarah sintió que su corazón se apretaba en ese intante. Intentó inhalar profundo pero parecía como si sus pulmones de repente se hubieran cerrado evitándole la posibilidad de respirar. La opresión en el pecho se hizo más fuerte mientras que cerraba el sobre apretándolo contra su pecho.
—¿Qué es esto? ¿Es real...?
Parpadeó tratando de asimilar la lluvia de pensamientos que comenzó a abordarla en una mezcla entre la esperanza y el terror. Porque si comprobaba que ese cabello en efecto era de su hija ¿Quién la tenía si su padre estaba muerto? ¿Qué le habían hecho a su niña? ¿Dónde estaba y por qué estaban enviándole aquello?
—¿Y si ella sabe de mí? —la calidez golpeó su pecho al pensar en ello—. ¿Qué voy a hacer?
Tarah volvió a leer la nota mareada en medio de la brumosa sensación de estar perdida en el limbo de pensamientos y emociones.
Esperaba encontrar una pista.
Algo que le dijera dónde encontrarla.
¿Quién se había atrevido a jugar con su cabeza de esa manera?
"¿Debo contarle a Di