75. Gratitud
Apenas cruzaron la puerta, encontraron a toda la familia Romanov allí, esperándolos. Yelena estaba de pie, los brazos cruzados, fingiendo dureza, pero los ojos brillosos la traicionaban. Artyom se levantó del asiento con el ceño fruncido, como si quisiera regañar pero no pudiera ocultar el alivio. Dimitry miraba el vientre de Rashel como si aún le costara aceptar que su hermanita estaba embarazada. Satarah sonreía emocionada.
—¿Todo bien? —preguntó Yelena sin preámbulo, con la voz más temblorosa de lo que le gustaría.
Rashel asintió feliz aunque sus ojos se llenaron de lágrimas al verlos a todos allí a pesar de la discusión que habían tenido con Valerik.
—Sí. Todo está bien. El bebé está bien.
Hubo un suspiro colectivo.
Incluso Dimitry pareció relajarse.
—Bueno... —murmuró Artyom—. Entonces... felicidades. Perdón por no felicitarte antes, princesa. Sabes que te amamos, ¿Cierto?
La tensión que antes estaba sobre sus hombros, logró disiparse tras escuchar las palabras de su padre