76. La tela estorba
Valerik apagó el motor y se giró hacia ella, apoyando un codo en el volante mientras la observaba con esa mirada que la hacía estremecer.
—Bienvenida a tu reino, princesa.
Rashel vio que la casa estaba siendo custodiada por varios hombres, evidentemente Valerik les había ordenado que estuvieran allí, no quería arriesgar su seguridad otra vez y él le estaba proporcionando lo que necesitara para mantenerla tranquila.
Como si estuviera reforzando que en su nueva casa estaría tanto o más segura que en la de sus padres.
No pudo evitar sonreír y Valerik le correspondió.
—¿Emocionada por ser la señora de la casa? ¿O que vamos a tener sexo sin interrupciones? —bromeó él con una sonrisa ladina.
—Valerik —siseó ella aunque no pudo evitar reírse.
—Vamos, admítelo. Estoy irresistible desde que tengo cara de padre responsable.
—Tienes cara de criminal adorable —bufó ella.
Él arqueó una ceja.
—¿Adorable? ¿Me estás domesticando, Rashel Romanova?
Ella se mordió el labio, sin contestar.
—Jo