74. Latido
Valerik estaba apoyando la espalda contra la pared, tenía los brazos cruzados sobre su pecho y la mandíbula tensa, pero sus ojos no se despegaban ni por un segundo de Rashel.
Ella estaba recostada con la blusa levantada hasta el vientre, y aunque intentaba parecer relajada, sus dedos jugueteaban con el borde de la sábana de la camilla. La obstetra pasaba el ecógrafo con delicadeza por su piel, mientras en la pantalla emergía la imagen más esperada.
Aunque no era la primera vez que la habían visto, su corazón saltó al verlo de nuevo.
—Ahí está... —murmuró la doctora con una sonrisa profesional.
Un latido suave, constante, lleno de vida, llenó la habitación con su sonido. Rashel apretó los labios para no llorar.
"No me gusta estar tan sensible pero... es mi bebé."
Rash estaba más paranoica de lo normal porque temía que de alguna manera su hijo estuviera afectado por lo que había vividos pero a juzgar por la sonrisa de la obstetra, como dijo la otra a la que habían acudido antes de