37. Esta mujer, es mía
—¿Qué quieren de beber? —preguntó Rashel por encima de la música y todas respondieron.
Uno de los guardaespaldas fue a por sus bebidas. Era el encargado de que nadie le hiciera daño a la hermanita del Pakhan y eso incluye la revisión de las bebidas. Un error y están todos muertos.
Tarah estaba recorriendo el lugar cuando siente que el codo de una de las chicas golpea su brazo con suavidad llamando su atención.
—Oye, tienes que contarnos ¿Cómo atrapaste a Dimitry? Creo que hablo por todas cuando digo que literalmente estábamos medio enamoradas de él.
—¿Y quién no? Ese hombre es caliente. Lo siento Tarah.
Ella hizo una mueca a punto de entornar los ojos, sin embargo, fingió una sonrisa.
—Ni siquiera yo lo entiendo —dijo.
Pero ninguna entendió su sarcasmo.
—Sí. Es incomprensible, Dimitry es demasiado para ti.
Las chicas en la mesa se quedaron en silencio mirando a la rubia como si hubiera perdido la cabeza.
Satarah sintió que su teléfono vibraba y rápidamente abrió el mensaje dándose cuen