29. Volviste
—¿Otra vez? —gruñó Polina sin abrir los ojos estirando su mano encontrando el otro lado de la cama vacío.
Suspiro antes de sentarse en la cama, arrancando la frazada de su cuerpo desnudo.
—Está obsesionado con desaparecer después de una maldita noche caliente.
Polly frunció el entrecejo al ver que sobre la mesita había un papel y al lado un desayuno que casi la hizo salivar.
Estiró la mano para tomar la nota y leyó:
“—Estoy en la oficina de la casa, volveré pronto. Hice que nuestra nueva empleada te preparara el desayuno, dime si te gusta, sino para despedirla.”
—¿Nuestra nueva empleada? —se preguntó en voz baja e inevitablemente sonrió experimentando el amor golpearla.
Últimamente Marco nunca decía “mi” sino “nuestro”, estaba incluyéndola en todo, ya se había dado cuenta de ello.
—Quiero imaginarme la cara que hará Marco al enterarse —dijo ahora mordiéndose el labio inferior intentando contener una sonrisa.
Lo más loco de su embarazo eran los cambios de humor que constantemente estab