—¿Puedes cambiar esa música? No me gusta nada.

“No voy a permitir que mi bebé escuche esa m****a desde el útero.”

Diego la obedeció mirándola de reojo como si pudiera ver que había algo extraño en ella.

—Diego, ¿Quieres parar en esa tienda? No me tomará mucho tiempo.

El guardaespaldas de pocas palabras simplemente asintió con la cabeza pero Polina se dio cuenta de que sus ojos se ampliaron de sorpresa al ver la tienda en que quería detenerse.

Polly no le dijo nada, le dio una sonrisa antes de bajarse del auto siendo seguida por él.

—Espera aquí —le dijo en la entrada.

No quería que nadie le contara lo que estaba apunto de hacer a Marco.

—Y por favor, no abras la boca hasta después de que yo hable con Marco.

—Pero…

—Por favor, solo espera.

Diego asintió a regañadientes.

Polina se condujo al interior de la tienda, jamás imaginó entrar en una tienda para bebés.

No siendo ella la mamá de este.

Su corazón estaba más acelerado de lo habitual al ver los detalles bonitos dentro de la tienda.

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