19. Convirtiendo sentimientos en palabras
Gian había estado especialmente misterioso esos días.
A pesar de que ambos habían confesado sus sentimientos y que ella lo besaba cuando podía, Gian Franco parecía renuente a ir más allá, incluso aunque dormían sobre la misma cama abrazados.
Lya sabía que estaba tratando de protegerla pero ella quería entregarse a él, que Gian la hiciera experimentar el placer que la había hecho gozar aquella vez cuando concibieron a sus hijos, a pesar de que no había sido en el lugar o el momento idóneo.
Ahora las cosas habían cambiado.
Estaba con él por voluntad propia y lo deseaba.
No sabía si estaba dándole señales equivocadas pero sinceramente esperaba que no fuera así.
—¿Recuerdas que te pedí que me acompañaras a un lugar, si querías? Tardé más de lo previsto pero quiero que vengas conmigo.
Lya entrelazó sus dedos con los de él y sonrió al ver como miraba su agarre.
Amaba tocarlo.
No quería separarse de Gian de ninguna manera.
—¿A dónde vamos?
—Dije que es una sorpresa.
Ella asintió con la cabeza