Una odisea estaba viviendo Barak, él no sabía cómo sentirse o como expresar esas emociones que lo estaban volviendo loco.
Ver a su mujer con otro lo estaba matando en vida, se sentía para él como si hubiera perdido su trono y otro idiøta estuviera disfrutando de su imperio.
Se había refugiado en sus hijos, pero aún así dolía. ¿Qué debía hacer para que la testaruda mujer frente a él dejara la necedad?
Lianett suspiró profundamente al sentir esa sensación intensa que recorre su cuerpo de manera muy conocida. Ella se estiró y abrió los ojos de manera automática solo para asustarse y volverse volita en un rincón de la cama.
―¡Barak! ―Gritó con incredulidad por verlo ahí, observándola desde un rincón de la habitación.
Esa mirada azul, intensa y fría le hizo recordar el pasado, a diferencia de que ahora su habitación estaba exageradamente llena de regalos y flores, mucho más que antaño. Barak quien estaba cruzado de brazos la miró directo a los ojos, al entrar a la habitación pe