Capítulo 102: Aislados

Julieta llevaba dos días encerrada en la habitación más grande de la casa principal de la isla. No había abierto las cortinas ni respondido a ninguno de los intentos de Kenji de conversar. El mar golpeaba abajo con suavidad, recordándole que no tenía a dónde ir.

Kenji se paró en la puerta, apoyado en el marco, con una bandeja en las manos. Sus ojeras hablaban por él.

—Julieta. —Habló despacio, casi en un susurro.. —Traje sopa y pan. Está caliente. —Ella ni siquiera lo miró. Permanecía sentada junto a la ventana, de espaldas, con el vientre ya prominente. Kenji avanzó dos pasos. —No voy a tocarte, ni obligarte a hablar, pero al menos come por la bebé. —Julieta se volvió apenas, los ojos rojos de tanto llorar.

—Déjame en paz. —Kenji respiró hondo.

—Sé que me ødias, que me desprecias. Lo acepto, pero la bebé no tiene la culpa. Si no quieres verme, te dejo la bandeja aquí y me voy. —Colocó la comida sobre la mesita y retrocedió. —Voy a estar en el salón. No voy a cerrar la puerta. Sol
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