En la Asamblea General de la ONU, Ryu terminó de hablar y descendió del podio seguido por Lía. Al llegar a la fila donde se sentaba, cuando pasó frente a Zahyr, notó que el vampiro tenía un maletín en su regazo que antes no le vio.
No le dio tiempo de reflexionar sobre el asunto, en un parpadear de ojos, Ryu sintió cerrarse con un “click” alrededor de su cuello, un collar de metal. Zhayr y Vlad, uno a cada lado de los hermanos vampiros, se levantaron al mismo tiempo y, en medio de los aplausos que la asamblea dirigía al secretario general que subía de nuevo al podio, empezaron a hacer gala de su poder.
Nunca antes Ryu experimentó una sensación como aquella. El pecho se le oprimía, le faltaba el aire, su corazón dolía. Cayó sentado, inclinado hacia adelante en la butaca, abría la boca y gemía en un intento para llenar de aire sus pulmones. Lía, al lado de Vlad, tenía el collar de metal en el cuello y experimentaba lo mismo que él, no lograba respirar.
Vlad y Zahyr, con movimientos