Laurel
Din asintió a mi petición y se marchó, dejándonos a Liadrek y a mí solos. Al fin...
—¿Crees que sean los cazadores? —soltó apenas se cerró la puerta.
—Es probable, pues nos han estado espiando por mucho tiempo. ¿Sabes qué creo? Que ellos no estaban seguros de que hubieran Woses acá, pero de alguna forma se enteraron.
—Pero sí sabían sobre Bastian y Zebela...
—Espera... —lo detuve—. ¿Qué tipo de cazadores fueron por la Wosa que la misteriosa manada les entregó?
—No te entiendo...
—Busquemos los libros que hablan de los cazadores antiguos. No todos ellos eran malvados. Había algunos que combatían a los Woses malos, esos que utilizaban su poder en contra de los demás.
La cara de Liadrek se desfiguró con la sorpresa, la confusión y la incredulidad.
—¿Woses malos? —dijo más para sí que para mí, como si la sola idea fuera una calamidad.
Bueno, era una calamidad, pero no en la connotación que Liadrek procesaba.
Suspiré.
—Tú eres el que insiste en que todos son buenos. ¿Por qué crees q