Zebela
Di varias vueltas en la cama mientras trataba de dormir, pero no podía conciliar el sueño. ¿Qué rayos me pasaba? Estaba tan nerviosa que me dolía el estómago y el corazón me latía muy rápido. No podía dejar de pensar en el día siguiente; toda la anticipación que ese encuentro me hacía sentir me tenía en vilo.
De repente, sentí un leve dolor en el pecho y mi loba se empezó a agitar dentro de mí. ¿Por qué estaba tan inquieta?
Las lágrimas fluyeron a través de mis mejillas y el dolor empezó a agudizarse.
¿Qué me sucedía?
Mi cuerpo fue sacudido por varios temblores y mis colmillos salieron. La ira de mi loba se esparció por cada partícula de mi ser, como si se hubiera encendido una línea de pólvora que pronto llegaría a su detonante y estallaría dentro de mí.
Me tiré en el piso, debido al dolor que me desgarraba el pecho, y traté de calmar mi respiración arrítmica. De a poquito me fui recuperando. Suspiré aliviada cuando mi loba se calmó y se apagó dentro de mí, como si estuviera d