Despedido, engañado y casi llevado por otro hombre: estos fueron los eventos que Clayton Hale experimentó en un solo día, lo que lo llevó a replantearse su vida, comenzando por superar el engaño que cometio su esposa contra él, y qué mejor manera de hacerlo que con aquel misterioso hombre que lo ayudó cuando, estando borracho, perdió el conocimiento en la calle. No era homosexual, pero algo en aquel Buen Samaritano despertaba sus más perversas fantasías, haciéndole desear experimentar cosas nuevas. Sin embargo, había algo que impedía a Clayton lanzarse de lleno a probar con su Buen Samaritano, llamado Luc. ¿Quién era en realidad Luc? ¿Y por qué le hacía recordar al hombre con quien su esposa lo engañó? . . Serie RC: 1. Error Desconocido. 2. De Asistente A Amante 3. El Reencuentro Que Cambio Todo 4. Cambiando El Juego (X) 5. Tácticas De Guerra (X)
Leer más*—Clayton:
¿Cómo era que había sucedido esto? ¿A el quien se había esforzado bastante para que nunca le faltara nada en la vida y para que tampoco lo apuntaran con el dedo?
Desde que tenía uso de razón había estado dando lo mejor de sí. Ser el mejor estudiante, el mejor hijo, el mejor empleado de su compañía y, por último, el mejor esposo, pero parecía que no era suficiente para quien sea que estuviera moviendo los hilos de su destino.
Clayton Hale se pasó la mano temblorosa por el rostro, retirándose el sudor y varias lágrimas que habían escapado de sus ojos mientras se lamentaba por lo sucedido.
Quería seguir ahogando sus penas en el alcohol, pero lo habían sacado del bar donde se había echado a morir por ser escandaloso. Era increíble que actuara de esa forma cuando siempre había sido un hombre respetable y recatado, llamar la atención no era lo suyo, pero lo sucedido le había golpeado demasiado fuerte y el dolor lo hizo salirse del molde en el que siempre había estado. Esto que pasó, lo rompió e hizo que dejara sus principios a un lado. Es que, ¿cómo se iba a mantener cuerdo cuando había perdido dos de las cosas más importantes de su vida?
Se tanteó los bolsillos del pantalón formal que llevaba aquel día y extrajo de este su teléfono.
El aparato se desbloqueó automáticamente al mirarlo y en la pantalla apareció una foto tomada desde lejos, foto que había estado viendo mientras ahogó sus penas en el bar donde había estado antes en donde mostraba una perfidia proveniente de su esposa.
Había recibido estas fotos desde un número desconocido y quiso creer que era una broma en cuanto vio el mensaje que le decía que tenía que echarle un ojo a su esposa, pero al ver luego las fotos, una parte de él lo supo, que no era una broma y que era la pura realidad. Su esposa lo estaba engañando con otro hombre y al ver las fotos, algo encajó y comenzó a entender viejas situaciones.
Clayton podía comprender porque lo había hecho, había estado tan enfrascado en ser el mejor en todo, que a pesar que creyó que fue un maravilloso esposo, al final, no lo era. Solo había llenado a su esposa de lujos, dándole todo lo mejor, sin embargo, nunca estuvo del todo a su lado. Estaba seguro de que la soledad afectó a Hazel y provocó que hiciera esto.
Otro suceso igual de importante y que le dolió igual de fuerte que la traición de su esposa fue su despido. Había pasado tantas horas en su trabajo, haciendo tiempo extra y trabajando cuando no tenía que hacerlo para que al final todo fuera en vano.
Una carcajada brotó de lo más profundo de su ser mientras se reía de su desgracia.
Y ahora no tenía trabajo, ni tampoco esposa y solo quería morirse.
Se sentía como si la vida no tuviera importancia, pues había perdido dos de las cosas más importantes de su vida y no sabía qué hacer. Ni siquiera quería llegar a casa y ver a su esposa, porque sabía que en cuanto la viera, tendrían que dar el adiós definitivo y desde el fondo de su alma, Clayton no quería, pero tenía que suceder. No iba a perdonar un engaño sea cual sea la razón.
Estaba caminando hacia la parada del autobús, era tarde en la noche y aun la hora del último transporte no había llegado, así que, si tenía suerte, podía llegar a tiempo, pero mientras se desplazaba con su cabeza mareada, sus pies tropezaron con una grieta en la acera y con el alcohol ingerido, en vez de recuperar el equilibrio, lo que sucedió fue que su cuerpo se inclinó hacia delante. Clayton vio el concreto de la acera en su rostro, juraba que lo saboreó, pero no cayó de cara al suelo como había esperado porque unas fuertes manos evitaron su caída y lo sostuvieron antes de que besara el suelo.
¿Qué había pasado?
Clayton parpadeó con confusión y luego su cuerpo comenzó a elevarse hasta que estuvo colocado derecho. Las manos que aún seguían sosteniendo sus brazos, lo soltaron, pero Clayton no podía recuperar el equilibrio del todo, se sentía muy mareado y con muchas ganas de vomitar.
Ni bien lo pensó, su cuerpo se arqueó hacia delante mientras comenzaba a vaciar su estómago luego de tanto alcohol ingerido. Las mismas manos volvieron a sostenerlo y Clayton agradeció al buen samaritano que no lo estaba dejando caer y más ahora que había un charco de vómito frente a él.
El destino no era tan malo al final de todo.
Sin embargo, antes de que pudiera agradecer la ayuda, todo a su alrededor comenzó a tornarse negro, amagando un pronto desmayo.
Bien, lo que le faltaba, desmayarse en la calle sin saber dónde iba a parar.
El último pensamiento que tuvo antes de perder el conocimiento era un pedido hacia el buen samaritano.
«Por favor, no me desampares», susurró en su mente.
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*—Clayton:
No, no lo habían desamparado.
Una torpe sonrisa apareció en los labios de Clayton mientras sentía la mullida cama bajo su cuerpo entumecido y mareado. Aun la cabeza le daba vueltas y el estómago lo sentía hecho una m****a, pero al menos estaba seguro, o eso era lo que creía.
No se podía mover del todo y no sabía dónde diablos estaba. Su vista era borrosa gracias a que no llevaba puesta sus gafas de pasta y lo poco que podía ver era la tenue luz que arrojaba la lámpara a un lado de su cabeza, más allá de esta, veía todo borroso.
Sin embargo, había otra cosa extraña.
Clayton no entendía porque había una almohada bajo su vientre, lo que hacía que su cuerpo estuviera arqueado e inclinado hacia arriba, para ser más claros. Y… ¿Qué era eso? ¿Qué era esa sensación? Sentía un cosquilleo en un área en la que no estaba acostumbrado a sentir nada más que… Un gemido salió de él cuando volvió a sentir aquella sensación húmeda rozándolo. Era como si…
Ahogó el gemido que iba a salir cuando volvió a sentir la misma sensación de antes. ¡Dios! Se sentía extraño, pero de igual forma, se sentía bien.
Cerró los ojos apretando los párpados, no creyéndose a sí mismo por aquel pensamiento extraño, pero no quería mentirse a sí mismo.
No sabía dónde estaba, pero lo que sí sabía es que había alguien que le estaba lamiendo el trasero, aquel lugar fruncido y oculto en el medio de sus nalgas y no tan solo eso, Clayton sentía una mano acunando el saco bajo su miembro que estaba muy endurecido. La mano que sentía sobre su saco era demasiado grande para ser de una mujer, por lo cual…
No quería admitir en voz alta, pero parecía que un hombre estaba tratando de hacerlo suyo.
¡Dios! ¿Cómo se había metido en aquel lío?
Trató de pensar, pero lo único que podía creer era que el buen samaritano de antes quizás no era tan bueno, pues era la única persona en la que podía pensar que le estaba haciendo esto y demonios, no se sentía tan mal como creía.
No, no debería. Aunque su esposa lo había engañado y tenía otro hombre, aún seguían casados y hasta el final, Clay se iba a mantener fiel a ella.
—No, espera —soltó esperando que el hombre detrás de él lo hubiera escuchado pues se escuchó a sí mismo y había sonado muy suave, casi inaudible, por lo cual trató otra vez con más fuerza—. ¡Basta! —exclamó y los toques se detuvieron.
Clayton no se podía mover, aun sentía el cuerpo entumecido, por lo cual no podía ver quién estaba detrás exactamente, sumándole a eso era ciego y no veía sus gafas cerca. Sin embargo, como pudo y obligando a su cuerpo, se giró en la cama que era enorme para ver el gran cuerpo a sus pies.
Sus pobres ojos no podían ver del todo bien, pero si podía ver al gran hombre sentado en la orilla de la cama. Estrechó los ojos para ver mejor, pero lo único que pudo ver fue una cabeza oscura, más de ahí, todo era borroso. Ya con esto podía decir que debía de operarse los ojos, una situación como ésta donde no tenía sus gafas no podía repetirse.
Clayton tragó nervioso y esperó que el hombre a sus pies no fuera un violador, pero viendo como había actuado, como lo había tocado sin su permiso, podría decir que no era un hombre de bien.
—Estoy asustado —comentó Clayton mirando hacia su cabeza y esperó por el hombre a que dijera algo, pero este se mantuvo en silencio y Clayton prosiguió—. ¿Por qué me haces esto? —le preguntó muy directamente—. No nos conocemos y…
—Me diste permiso —habló el hombre con una muy fuerte voz varonil y Clayton se sorprendió, pues la voz de aquel hombre era fuerte y por la silueta del mismo, podría decir que un hombre muy masculino. Tuvo una pizca de envidia, pues siempre quiso tener un gran cuerpo y una fuerte voz, pero el mundo le concedió un débil y delgado cuerpo junto con una voz que a veces sonaba hasta femenina y nada que decir de su cara.
Se rió de sí mismo.
¿En serio estaba teniendo envidia del tipo que estaba a punto de violarlo? Debería preocuparse por cómo salir de allí, no por no ser lo suficiente masculino.
—¿Cuándo? —le preguntó al hombre—. No lo recuerdo —comentó, sin embargo, sabía que en medio de lo sucedido entre su desmayo y él despertando allí, algo había pasado. Sentía los labios sensibles y nada que decir de sus pezones. Dios, casi había tenido sexo con un desconocido y para el colmo, un hombre.
Una carcajada profunda salió del hombre y Clayton vio como este se movía, bajando de la cama.
—Oh, ya entiendo, ahora si estás cuerdo —comentó mientras Clayton lo veía el borrón moverse por la habitación sin ver en si lo que hacía—. Y yo que pensé que antes lo estabas —continuó el buen samaritano.
Clayton abrió la boca para decir algo, pero la cerró. Parecía ser que durante el lapso de tiempo fuera de sí gracias al alcohol, le había dado el visto bueno a aquel hombre para que lo tomara. Seguramente su dolor lo llevó a hacer esta clase de locura y ahora que estaba cuerdo se arrepentía. Bueno, era más que obvio, pues no era gay.
—¿Eres gay? —preguntó hacia el hombre que no sabía muy bien cómo se veía, pero tenía una gran duda, pues estaba seguro que ese hombre era muy musculoso y atractivo y no entendía cómo es que, siendo así, era homosexual. Movió la cabeza, no podía juzgar, no estaba bien.
—¿No lo eres tú? —le devolvió el hombre la pregunta y Clayton comprendió que seguro era por su aspecto. Era muy delgado y femenino, pero solo era una persona que no podía engordar por mucho que comiera y que le gustaba estar muy higienizado, y por esto último se refiera que no tenía ni un vello en su cuerpo, más porque tenía poco y prefería quitárselo.
—Estoy casado —respondió Clayton, aunque no por mucho tiempo. Si Hazel, su esposa, estaba con otro hombre y quería estar con este, no podía ser un imbécil y tratar de evitar que no se fuera, al final, ambos se lastimaran si seguían con una relación que por lo que veía, no tenía futuro.
—No veo tu anillo —comentó el desconocido y Clayton se tocó la mano donde se supone que tenía que estar y al no sentirlo, trató de recordar qué hizo con él, pero no podía saberlo bien. Seguro en medio de su borrachera se lo quitó y lo dejó por ahí. Esperaba que tuviera en su maletín o en algún bolsillo de su pantalón, pues la sortija había valido una buena cantidad de dinero y tuvo que ahorrar dos sueldos para esta.
—Yo…—Clayton suspiró—. Me lo quité —admitió con la verdad, pues recordaba haberlo hecho.
El hombre se quedó en silencio para luego bufar.
—Comprendo —solo dijo.
Clayton volvió a mirar a su alrededor esperando ver sus gafas con la pobre vista que tenía, pero no tenía idea de donde habían llegado a parar. ¿Debería preguntarle al desconocido?
—¿Eres el buen samaritano que me ayudó antes? —la pregunta que salió fue diferente a la que pensó, pero quería saber porque no entendía cómo es que lo había ayudado y ahora se lo trataba de coger. No era para nada un buen samaritano.
—No soy tan bueno como crees, pero si deseas creerlo —Clayton vio como algo se movía frente a él, pero no supo que—. Adelante, créelo —terminó diciendo el hombre después.
Una sonrisa apareció en sus labios.
Bueno, podría decir que no era tan malo, se había detenido. Si hubiera sido otra persona, sin importar que le doliera o lo muy asustado que estuviera, lo haría sin pensarlo dos veces, pero aquel hombre se había detenido de lastimarlo. No era tan malo al final.
Clayton no sabía si ponerse de pie y comenzar a arreglarse, pues no sabía dónde estaban sus cosas y estaba muy seguro que el hombre se había cambiado y que pronto lo dejaría solo. El ambiente, si es que hubo alguno, se arruinó al volver en sí. ¡Dios! ¡Casi lo hace con un hombre! ¡Su cuerpo había sido tocado por alguien de su mismo sexo! Aún sentía ese cosquilleo en su ano, no tan solo en ese lugar, también sentía los pezones escocerle como si hubieran sido pellizcados con fuerza y nada que decir de lo sensible que estaban sus bolas. A pesar de que estaba asustado, debía de admitir que no se sentía tan mal.
¿Qué estaba pensando? Debía de ser alcohol, si, acusó a lo ingerido de sus pensamientos y de la pregunta que soltó después.
—¿Qué era eso que me hacías? —quiso saber refiriéndose a cuando había estado boca abajo sobre la cama con aquel hombre detrás, no sabía porque diablos preguntaba porque sabía perfectamente que era lo que le había estado haciendo. No era tan sano, lo había estado preparando, pero sentía curiosidad.
—Te chupaba el culo —comentó el hombre sin decoro y Clayton miró hacia él con sorpresa. El hombre soltó una carcajada—. Oh, ya veo, un tipo convencional que le sorprende algo tan normal como chuparle el culo a alguien —el tipo volvió a reírse y Clayton bajó la cabeza, avergonzado. Seguro que, para un tipo como él, que parecía tener mucha experiencia, un pendejo como era debía de ser muy divertido.
—Quizás fue por eso que mi esposa me engaño y me dejó —comentó Clayton pensando en su esposa y sobre porque esta lo había engañado en primer lugar. El sexo entre ellos siempre fue convencional, pensándolo un poco mejor, quizás Hazel había querido algo diferente y Clayton, como el hombre sin mucha experiencia que era, no supo darlo.
Soltó una carcajada y movió la cabeza.
—Que patético, ¿no? —comentó hacia el tipo desconocido y al no escuchar ni una respuesta de este, Clayton agregó: —. No tienes que decir nada, basta con solo escucharme —terminó diciendo y luego escuchó un suspiro proveniente del desconocido.
—Pagaré la habitación, puedes quedarte a dormir hasta que te mejores —sugirió el desconocido dando a entender que se iba a ir y a dejar a Clayton allí sin más—. Tu ropa está en la tintorería del hotel y alguien vendrá a traerla más tarde —murmuró, pero Clayton no podía entender porque, después de haberse tomado la molestia de traerlo allí, se iba así sin tratar de convencerlo.
—¿Así sin más? —preguntó Clayton sorprendiéndose a sí mismo por haberlo preguntado. Debería estar alegre de que el desconocido se iba sin tratar de forzar el momento, pero una parte de él se sentía muy triste, ni su esposa ni aquel desconocido lo querían y eso daba pena y vergüenza.
—¿Quieres que te folle? —le soltó el desconocido a Clayton, dejando a este último sin habla por la falta de tacto—. Te lanzaste sobre mí antes y creía que eras de la comunidad, por eso iba a follarte duro, pero lo siento, no lo hago con vírgenes y menos con personas atadas a otras —espetó esto último con dureza.
Aquel tipo no tenía pelos en la lengua, era muy directo. Seguro el tipo con el que estaba engañándolo su esposa era así y por eso esta se había ido a los brazos de dicho hombre.
—Disfruta tu noche —escuchó que decía el desconocido poco después y Clayton no le respondió mientras escuchaba atentamente como este abría la puerta de la habitación y luego la cerraba, imaginando que ya se había ido.
Clayton suspiró cansado y se acostó en la cama.
Era tan patético y lo único que quería era llorar, volver a ahogar sus penas en el alcohol y que lo olvidara todo. Aún no podía creer que había sido despedido de su trabajo por una tontería y menos el que su esposa lo engañaba. Era como si el destino se hubiera confabulado para joderle el día con tantas malas noticias. Y se preguntaba, ¿por qué a él? ¿Acaso no lo había dado todo desde el inicio? Siempre trató de hacer que las personas a su alrededor fueran felices, mientras él se sacrificaba tanto y ahora no tenía nada, y tampoco no tenía ganas de seguir pensando.
Se acostó de lado y cerró los ojos.
Cuando volviera en sí, comenzaría a hacer planes, pero por ahora solo quería descansar.
*—Clayton:La vista oscura de Luc lo recorrió desde su rostro hasta abajo y la misma se quedó mirando por un largo rato su pelvis cubierta por la falda del disfraz para luego volver a sus ojos.—Cuando toque tu cabeza sentí las orejas y me imagine que era igual que el de Layonel —murmuró Luc para luego sentarse en la cama con él entre sus piernas. Su mano viajó hacia su cabeza y tocó el cintillo con las orejas—. Te queda lindo, gatito —murmuró y se inclinó para rozar sus labios suavemente—. Me encanta.—¿En serio te gusta? —quiso saber Clayton y se sintió un poco avergonzado—. No sé de dónde sacaron tus amigos esta idea, pero…—Una vez te imagine con algo parecido, siempre has sido travieso como un gatito y creo que se los comente —explicó Luc e hizo una mueca—. Parece que no lo olvidaron y que tomaron mi fantasía muy en serio —terminó diciendo mientras se relamía los labios.Clayton sintió crecer su deseo al escucharlo, se acercó y volvió a buscar sus labios. Luc le respondió el beso
*—Clayton:Espero pacientemente antes de salir del cuarto de baño. Como Luc era pesado, sus pisadas eran fuertes así que lo escuchó alejarse y Clayton esperó a la señal. Cuando escuchó la voz de Luc donde este le pedía que podía salir, así lo hizo. Desbloqueó la puerta y la abrió un poco para meter la cabeza. Miró hacia la cama para ver a Luc tendido sobre esta con su ropa de antes puesta. Como ya no usaba gafas y tenía lentes de contacto, podía ver mejor y pudo ver que si tenía los ojos cerrados.Era el momento.Clayton salió del cuarto de baño y sin apartar la mirada de Luc, se acercó. Luc estaba tendido en la cama con los ojos fuertemente cerrados. Extendió una mano y la pasó por encima de su cuerpo, pero Luc no reaccionó, eso quería decir que no estaba viendo o quizás solo estaba fingiendo. —Recuerda tu promesa, Luc —murmuró Clayton por si las moscas y vio como Luc tragaba fuertemente, ya que su manzana de adán se movió notoriamente. —La tengo pendiente —expresó Luc aun quieto s
*—Clayton:La velada había sido muy gratificante.Clayton pudo conocer a los amigos de Luc con los cuales pudo compartir, sus amigos y su novio volvieron a reunirse, lo cual continuó mejorando los lazos, y no tan solo eso, también hizo a un nuevo amigo, Layonel, el asistente de Damien. Layonel tenía una personalidad tranquila pero también era alguien maduro y directo bajo esa fachada dulce. Clayton admitía que le había encantado como Damien dejó de ser un imbécil y actuó correctamente desde que Layonel apareció. Podía decir que Layonel tenía actitud y que era quien mantenía un poco a raya a Damien, pero noto que, aunque había una gran atracción entre estos, Damien no parecía querer cruzar la línea con él. ¿Sería porque eran jefe y empleado? Al final, eso era lo que eran Luc y el. Esperaba que Layonel pudiera tener lo que más deseaba. También le encantó que Uriel, a pesar de que Johnny tenía pareja y que esta estaba a su lado, coqueteó sin medidas con su viejo compañero. Aunque había
*—Luc:Maldijo en su mente.No quería decirle a Clayton porque este podía enfadarse, aunque lo haría más con sus amigos que con él, al final, Luc no tenía nada que ver en aquella estúpida apuesta que Damien, Matt y Uriel hicieron, pero al final, estos lo habían juzgado de una mala manera.—Cuando empezamos a enrollarnos, Damien, Matt y Uriel hicieron una apuesta —le hizo saber Luc pues ya que Damien lo trajo a colación, no podía fingir que no sucedió y Clayton seguirá preguntando hasta que esté satisfecha su curiosidad—. La apuesta trataba de saber que haría contigo —explicó y suspiró—. Uriel ganó porque acertó diciendo que me gustaría nuestra primera vez y que estaría obsesionado contigo luego de ello —terminó diciendo y espero por la reacción de Clayton quien lo miró en silencio por unos segundos.Una carcajada brotó de Clayton para luego mover la cabeza.—¡Ustedes sí que son divertidos! —exclamó Clayton muy alegre y viéndose que la apuesta de sus amigos y su hermano no le había mol
*—Luc:Que Clayton conociera al fin a sus amigos, lo ponía un poco nervioso.La mirada de Luc fue hacia el reloj en su pared en la cocina, aún faltaba una media hora para que los invitados a la celebración de Acción de Gracias en su apartamento comenzaran a llegar. Habían decidido extender las invitaciones a sus amigos, al final, los únicos que no pudieron unirse a ellos dicho día fueron Dylan y Taylor porque ya tenían compromisos previos, pero los demás aceptaron al instante, así que Luc y Clayton planearon recibir a estos en su nido de amor.Luc no tenía problemas ni con Johnny ni con Hayden, más bien, le caían bien, el problema eran sus amigos. Estos dos no tenían mucha clase que digamos y a veces sus bromas se pasaban de la raya. Su primo Damien era un hombre muy pervertido aun cuando parecía ser uno elegante y Luc sabía que los chicos como Clayton eran su tipo mientras que Uriel, quien le hacía honor a su nombre de ángel, porque el muy maldito parecía uno con su cabello rubio, su
*—Clayton:Ahora que había decidido hablar por fin con Matt decidió dejar su mala actitud hacia el a un lado y ser amable.—Hola —lo saludó Clayton con cordialidad mientras veía como se colocaba a su lado y miraba al igual que él hacía la casa.—Cuando mis padres compraron la casa, esta casa en el árbol ya estaba —comenzó a decir Matt a su lado—. La repararon para nosotros y quizás algún día pueda traer a mis hijos a jugar en ella también —murmuró un tanto alegre y Clayton lo miró—. Pase buenos momentos jugando con Luc, Damien y Uriel y mis propios amigos en esa casa, así que guardo un buen recuerdo de ella —terminó diciendo mientras miraba a la cara con una expresión amorosa.Clayton volvió la mirada hacia esta. Sabía el sentimiento, en su casa familiar no tenían una, pero si había jugado con sus hermanos en el gran patio de esta. Visitar la casa de sus padres siempre le daba nostalgia, así que entendía a lo que se refería. —No nos hemos visto últimamente por la empresa —cambió Matt
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