La Verdad que Viktor Ocultó.
La verdad no llegó como una revelación súbita ni como una frase pronunciada en voz alta. Llegó como llegan las cosas que no tienen retorno: despacio, acumulándose, ocupando espacio dentro del cuerpo hasta que ya no quedó lugar para otra cosa.
Isela lo sintió antes de entenderlo.
Fue una presión detrás de los ojos, un zumbido bajo en la base del cráneo, una incomodidad que no desaparecía aunque cambiara de postura o cerrara los párpados. El punto ciego estaba activo, pero no expansivo. Observaba, esperaba, y, por primera vez desde que todo había comenzado, parecía contener algo más que información.
—Algo está mal —murmuró Isela, sin saber exactamente a quién se lo decía.
Damian estaba a su lado, apoyado contra la estructura metálica que sostenía los monitores improvisados.
No respondió de inmediato. Había aprendido, con los años, que Isela no siempre necesitaba una respuesta; a veces solo necesitaba que alguien no se moviera.
Livia estaba sentada en el suelo, con la espalda contra la p