Mundo ficciónIniciar sesiónLa ciudad recompensa a los que no parpadean. Yo no lo hago.
El generador no debería haber fallado. Pero lo hizo. Camino por el pasillo vacío. El ruido del ascensor atrapado me sigue como un latido fuera de lugar. Ella estaba en la sala, abrazando a su perro, con miedo, curiosidad y algo más, esa mezcla que tienen los que no saben si quedarse o salir correr. —No te muevas —le dije, sin saber por qué, pero sabia que necesitaba escucharlo. Despues de unos minutos de estar trabajando con el generador vibra, y finalmente se reinicia, La luz regresa. Misión cumplida. suspiro. Cuando vuelvo a la sala de reuniones, todos aplauden como si fuera un héroe. No lo soy. Solo detesto el caos y perder el control de las cosas. Ella me mira. Hay gratitud en sus ojos, pero también algo que no entiendo. Me acerco lo suficiente que puedo oler su perfume, algo suave, delicado como flores después de lluvia. —Gracias —dice, en vos baja. —De nada —respondo. No sé cómo seguir. Nunca sé cómo seguir. Horas después, el edificio queda completamente vacio y es hora de irme.Cuando salgo del estacionamiento del edificio la encuentro afuera en la calle, bajo la lluvia, esperando el autobus. Tiene el bolso en un brazo y al perro dormido en el otro, es una escena tierna como anda con ese peludo todo el dia, se que es su proteccion. No debería detenerme, pero lo hago sin pensarlo mucho.
—Te acerco —digo. —No hace falta… —Insisto. —Y no sé si lo digo por ella, si no por mí. Durante el trayecto, me cuenta sobre su pueblo, de como era su vida, del mar, y todas las aventuras que hacia con su peque;o lobito quien siempre la acompa;a a todo lado, lo que le gusta y disfrutaba estar en el pueblo, en su voz noto un poco de tristeza al recordar lo que dejo atras para conseguir sus metas. Me deja claro que es una chica muy fuerte. Yo escucho en silencio, No la interrumpo. No sé hacerlo, y escucharla me gusta.— Interrumpe lo que esta contanto, y me dice Estamos llegando, dejame en la esquina de ahi.
Senti un poco de tristeza de haber llegado tan pronto, no se porque pero me hace sentir diferente, es como si me diera un poco de paz entre todo el ruido que tiene la ciudad.
Cuando detengo el vehiculo y la dejo, me mira con una sonrisa tímida.
—Gracias. Te debo una. —Dos —respondo—. El ascensor y el taxi. Ríe. Esa risa me golpea como un recuerdo que no tengo. El celular vibra, volviendome a la realidad.Veo un mensaje: “Volvió. Está peor.”
Cierro los ojos un segundo y respiro profundo...
El aire se vuelve más frío, mas denso. Todo lo que había sentido hace un segundo desaparece. Arranco el auto y vuelvo al ruido de la realidad, al deber. Pero su voz sigue ahí, como una nota que se niega a apagarse.







