Capítulo 16. El heredero
La frase se clavó en el pecho de Soriana como un cuchillo mal enterrado. La joven no pudo contenerse. Cayó de rodillas junto a su madre adoptiva y comenzó a llorar desconsoladamente. Su rostro estaba rojo, desfigurado por la angustia.
—¡No puede ser ella! —gritaba entre sollozos—. ¡Es la hija del enemigo, madre! ¡Nos lo quitó todo! No es justo... tú me prometiste que me casaría con él.
Martha bajó la mirada. Su corazón, endurecido por los años y las pérdidas, no podía negar lo que sentía por Soriana. La había criado desde que los Darkfang mataron a sus padres. La había amado como a una hija. Y sí, le había prometido que haría todo lo posible para unirla con Devon. Pero ahora...
—No tengo poder —murmuró, casi derrotada—. El acuerdo fue sellado con sangre, y a eso se suma la voluntad de Matilda... y la historia de dos manadas enteras. Por otro lado, Devon no me escucha como antes. Y Alina... Alina ya es su esposa, querida.
Soriana se enjugó las lágrimas, pero sus ojos ardían con algo má