Capítulo 12: Helicópteros y Hornos: Cargamentos Perdidos y Calenturas Encontradas**
Cata y Máximo se conocieron esa misma tarde en el aeropuerto, pero el chispazo prendió en la camioneta. Él adelante, ella atrás conmigo, pero sus ojos se cruzaron por el retrovisor. “Qué mujer”, murmuró él en voz baja, pensando que no lo oía. Cata sonrió pícara, cruzó las piernas y dejó que la falda subiera un poco.
En la finca, mientras Amanda nos guiaba, Máximo se rezagó con Cata.
—¿De dónde sacaste esos ojos, mami? —preguntó él, voz ronca, acento mexicano pesado.
—De mi mamá dominicana, papi. ¿Y tú ese porte de jefe? —respondió ella, rozándole el brazo “sin querer”.
Esa noche, después de la cena, cuando yo me fui con Adrián, ellos se quedaron en la terraza. La luna llena, el ron fluyendo. Máximo le sirvió un trago doble.
—Brindemos por las mujeres que queman —dijo él, chocando vasos.
Cata se acercó, sus labios casi tocando la oreja de él:
—Yo quemo lento, pero ardo fuerte.
Se besaron ahí mismo, contra la baranda. Lenguas, manos en la cintura, él apretándola contra la madera. Ella g