No podía arrancarme aquella sensación incómoda de la cabeza. Estaba sentado en mi despacho, con una copa en la mano. Últimamente, era lo único que me relajaba.
Cinco años habían pasado. Había pasado tanto tiempo ejecutando aquella venganza que ahora ya no sabía qué hacer.
Tomé el periódico y leí el encabezado:
**"La ex amante del gran empresario, líder de la familia McCarthy, ha confesado que su antiguo testimonio fue una mentira."**
Lo había conseguido. Había logrado limpiar el nombre de mi padre. Y aquello me había costado mucho. Porque había tenido que utilizar y destruir a Alana. Había tenido que usarla en el juego sucio. Pero era lo que necesitaba. Necesitaba humillar a aquella mujer, demostrarle que era yo quien tenía el poder.
Y había funcionado.
Había tenido que cambiar su declaración. Había tenido que exonerar a mi padre. Pero había valido la pena. Sí, había logrado limpiar el nombre de mi familia… pero mi padre seguía postrado en aquella cama de hospital.
El vacío en mi pech