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Cristian estaba seguro de que iba a ser descubierto. Su vasta experiencia le decía que un hombre como Oliver no se quedaría simplemente de manos cruzadas, haciéndole una invitación como esas, sin tener un as bajo la manga. Cristian estaba seguro de que lo traicionaría, pero no sabía en qué momento o en qué forma.
Por eso lo mejor que pudo hacer en ese instante fue haber tomado la iniciativa: dar por sentado que eso era lo que iba a pasar y atenerse a las consecuencias incluso antes de enfrentar la situación. Por eso, el micrófono que tenía en la solapa de su chaqueta transmitía de forma directa a un servidor en la nube bastante protegido. Sea lo que sea que le pasara en ese momento, no iba a impedir que aquellas grabaciones salieran a la luz. Había ido dispuesto a enfrentar lo que fuese necesario.
Y después de un largo minuto de silencio, él mismo rompió el mutismo, aclarándose la garganta.
— Y entonces, ¿qué quieres que haga? — de alguna u otra forma comenzó a liberarse, mientr