125°

Lo primero que me encontré cuando llegué a la casa fue a Dalia. La mujer estaba en el pequeño corredor del frente y cargaba a Elian. En cuanto me bajé de la camioneta corrí hacia ella, y ella corría hacia mí y me abrazó. Yo recibí el pequeño bebé en mis brazos.

— ¿Cómo te has portado? Es un príncipe — dijo Dalia — . Es un hermoso príncipe. De verdad me alegra mucho que hubieras logrado tenerlo. Todos estos meses estuvimos muy preocupadas por ti, desde que me dejaste allá en ese hotel después de que huimos.

— Lo siento, Dalia — le dije — . Sabía que no podía contactarme contigo ni con nadie, pero me alegra mucho de que estés aquí.

La mujer me dijo eso, me dio un beso en la mejilla.

— Vamos, entra, te están esperando desde hace mucho rato.

Cuando entré me encontré con Valentín. El hombre andaba en un par de muletas.

— No deberías estar de pie — le dije mientras él se acercaba y me abrazaba.

— Si bien tú estás bien, yo… ¡santísimo!, estoy bastante bien. Gracias, gracias por todo
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