¿Qué podía yo sentir al respecto? En cuanto la enfermera apareció de repente indicándome aquella información, no supe qué pensar. Normalmente yo nunca había sido demasiado cercano a mi hermano Oliver; ni siquiera cuando éramos niños habíamos sido muy íntimos, pero era mi hermano. De todas formas, lo había querido, y los acontecimientos que habían pasado en esos días aún tenían mi cerebro relativamente narcotizado, como si no fuese capaz de creer que en realidad esto era lo que había pasado, que había sido él el que me había enviado a matar.
Por eso, cuando la enfermera soltó aquella información, abrí la boca incapaz de entender el sentimiento que me atravesó por completo. Evidentemente fue un poco de miedo, miedo y también dolor. Era mi hermano, de todas formas, sin importar lo que había pasado. Además, después de todos los engaños de Alana, ¿qué me podría asegurar que aquellas fotografías eran reales? ¿Que él en realidad sí había intentado matarme? Nada podía asegurarlo, ¿verdad? ¿Ve