La herida en la pierna de Valentín se veía mejor, pero ahora parecía que la hemorragia se había detenido.
— ¿Estaremos a salvo aquí? — le pregunté después de un rato.
Él simplemente se encogió de hombros.
— Es probable. Aunque estamos aún muy cerca de la superficie, tenemos que avanzar un poco más. ¿Dónde carajos se metió Cristian?
La pierna de Valentín poco a poco comenzó a dejar de sangrar. Las telas blancas de los uniformes que habíamos arrobado de aquel laboratorio poco a poco se habían llenado de sangre coagulada, pero ya parecía más estable. De todas formas yo no iba a arriesgarme a moverlo y que tal vez la herida se reabriera. Estaba un poco más pálido de lo normal, de hecho bastante, pero parecía muy consciente. Así que me acerqué hacia él y le acaricié despacio el cabello rojizo.
— Dijiste que no era la primera vez que te habían disparado, ¿no es así?
Él simplemente se encogió de hombros, aportando mi lámina:
— Es algo normal en este mundo, no debería sorprenderte.
— Pe