DAMIÁN ASHFORD
El silencio dentro del auto era incómodo, cargado de fracaso. Carter y Shawn iban al frente, uno enfocado en el camino, el otro asomado por la ventana. A mi lado iba Lucien, no solo frustrado sino melancólico, de seguro recordando a su hermana. Para él parecía que había fracasado el doble.
—Si la hermana de Andy ama a Alexei… —susurró en cuanto sintió mi mirada—, tendremos un problema.
—Siempre y cuando sobreviva a los Makarov —agregó Shawn con la mejilla recargada en su puño—. El único que puede estar de su parte es Alexei.
—Alexei amaba a Anna y aun así no le importó mandarla a matar —sentenció Lucien lleno de rabia—. ¿Quién nos asegura que no hará lo mismo con Molly?
—El amor siempre es un salto de fe —respondí con un suspiro—. No tiene sentido lamentarnos, el rescate se fue a la mierda, ahora solo nos queda improvisar.
El auto se detuvo frente a la casa y cuando puse el primer pie fuera sentí que algo estaba extraño, diferente, aunque no encontré nada fuera de su