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“Perderán sus ojos”
El agua de la bañera volvió a agitarse una vez Sebastián separó las piernas desnudas de su mujer. Eva metió sus manos para impedir que el alfa se le acercara de más, pero, muy en el fondo comprendía que no podía evitarlo.
Su apretado coño chocó con ese trozo de carne endurecida que el pelinegro resguardaba con recelo dentro de sus pantalones. Amaba la sensación de frotarse sobre ella, amaba las cosquillas que le provocaba sentir la piel de aquella jovencita que lo tenía cautivado.
De repente, sus labios se unieron, al principio él quería mantener las cosas con calma, sabía que soportar el ritmo de un hombre lobo para una simple humana podría ser mortal, sin embargo, una vez el delicioso perfume de su cuerpo lo embriagó, terminó perdiendo el control.
—Mierda… Joder… Mierda… —Rugió estando encima de ella, sus ojos se unieron por un instante antes de escuchar el sonido de la cremallera de su pantalón, su cuerpo no estaba reaccionando con lógica, y menos cuando su e