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“La presencia de Zyghor”
Los oídos de Eva zumbaron tan fuerte que pensó que en cualquier momento se iba a desmayar. Su pecho se hundió una vez que su corazón empezó a latir con tanta insistencia que las ganas de vomitar se hicieron presentes. Un grito sordo brotó desde lo más profundo de su garganta, antes de bajar con tanta prisa de las escaleras que casi termina cayéndose cuando terminaba de bajar el último escalón.
Sus rodillas se sintieron débiles al ver el brazo mutilado de su padre cubierto de sangre fresca. La pelinegra podía notar en cámara lenta como los hombres de Sebastián comenzaron a correr en todas las direcciones al escuchar la orden del alfa: “Debían encontrar el cuerpo de Thomas Parker, vivo o muerto”.
—¡Papá! ¡Papá! —Entonó, cayendo de rodillas.
—Lo vamos a encontrar…
Escuchó la voz de Sebastián, y no pudo evitar mirarlo de mala manera.
—¿Y mi madre? ¡¿Y sí le hizo esto también a mi madre?!
—Eso jamás sucedería, Rosaura se sabe defender… De todos modos, le pediré