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El regreso a casa
El portal se cerró con un suspiro detrás de ellos, y el aire fresco y dulce del bosque los envolvió. El olor a pino y a tierra mojada fue un bálsamo para sus almas cansadas.
La manada, cojeando y con heridas, se dispersó lentamente, cada lobo y bruja regresando a sus cabañas. Se movían en silencio, un duelo mudo por Kael y por los demás caídos, por la batalla que les había costado tanto.
A pesar de la victoria, el peso de las pérdidas se sentía en el ambiente.
Eva se quedó de pie en la entrada principal, su corazón latiendo con fuerza. Dos figuras salieron de la casa: sus padres. Sus rostros, surcados por la preocupación y el miedo, se iluminaron al verla.
Su madre se tapó la boca con las manos para contener un sollozo. Su padre, con los ojos vidriosos, soltó un suspiro de alivio. No hubo palabras. Solo el sonido de los pasos apresurados de su madre y el llanto suave de su padre.
Ambos la rodearon en un abrazo tan fuerte que la hizo sentir a salvo, a pesar de t