Giulia
El sol entraba por la ventana, bañando el suelo de madera con un brillo dorado. Me incorporé lentamente, con la mente aún confusa por lo que acababa de vivir. Miré a mi lado: Dante dormía a mi lado, tranquilo, como si no cargara con el peso de todo lo que había hecho.
El día anterior no había sido un sueño. Yo, Giulia Bianchi y Volkov, la viuda de Luca Dell’Orso, me había casado con el hombre que juré odiar: Dante Moretti.
Me levanté en silencio, me puse una bata y salí de la habitación. Fui directo al cuarto de Isabella. Dormía profundamente, con su peluche entre los brazos. Me acerqué, la besé en la frente y le acomodé una manta.
—No importa lo que pase, te voy a proteger —susurré.
Entonces, un rugido de motores rompió la calma. Me asomé por la ventana y vi varios autos rodeando la cabaña. Hombres armados descendían de ellos, apuntando hacia la entrada. El corazón me dio un vuelco.
—¡Dante! —grité.
Dante apareció casi de inmediato, con una pistola en la mano.
—Quédate con Is