El resto del día en la empresa se me hizo más largo de lo habitual. No sabía si era por el collar que llevaba en el cuello, por las veces que atrapé a Alessandro mirándome cuando creía que yo no me daba cuenta, o simplemente porque la tensión se había quedado pegada a mi piel desde la mañana. Pero las horas pasaban pesadas, como si el reloj quisiera torturarme a propósito.
Cuando dieron las seis, recogí mis cosas y solté un suspiro que llevaba horas guardando. Estaba guardando unos planos en la gaveta cuando mi celular vibró. Al verlo, supe que era él antes de ver el nombre.
Alessandro: Nos vemos en casa.
Breve. Directo.
Tan Alessandro que mi estómago hizo un pequeño salto.
Él salió antes que yo, como siempre, con esa forma suya de desaparecer sin hacer ruido pero dejando su presencia metida en todas partes. camine hacia la salida, Axell ya estaba esperandome con el auto.
El trayecto hasta la casa fue rápido, pero mi mente no. Repasaba cada gesto suyo durante el día, cada mirada, cada