Jamás pensé que un día estaría aquí, en medio de un mundo que no me pertenece, rodeada de ejecutivos, arquitectos y empresarios que hablan de millones como si fueran simples cifras. La reunión había terminado hacía pocos minutos y todavía sentía el cosquilleo de la emoción recorriéndome el cuerpo. Alessandro, con esa seguridad que le es tan propia, me pidió que lo siguiera.
Entramos a otra sala más pequeña, donde un hombre de unos cuarenta años esperaba con un portafolio en la mano. Su porte era elegante y su mirada, aguda, como si pudiera escanear cada detalle.
—Isabella —dijo Alessandro con voz firme—, quiero presentarte al arquitecto principal del proyecto. Él será el encargado del diseño de los nuevos centros comerciales. Tú trabajarás como su asistente.
El hombre extendió su mano con una leve sonrisa.
—Un placer, señora Moretti.. Espero que disfrute aprender del proceso.
Le estreché la mano, aunque por dentro me temblaba un poco.
Yo sabía que Alessandro no me iba a dar todo en ba