(Narrado por alessandro)

El murmullo de voces se apagaba lentamente en el pasillo cuando cerré la puerta de la sala de reuniones. Me quedé unos segundos en silencio, con la mirada fija en los planos que habían quedado sobre la mesa. Dos malls. Dos imperios nuevos que se levantarían bajo mi apellido. Era más que un proyecto: era territorio, era poder, era control.

Pero mi mente no estaba del todo en las cifras ni en los números. Estaba en ella. Isabella.

La vi sentada, tomando notas con una concentración que no esperaba. Sus preguntas eran precisas, inteligentes, nada propias de alguien que aparenta ser solo “la esposa del jefe”. Ella no era así. Tenía fuego. Tenía determinación. Y aunque no lo dijera en voz alta, ese fuego me atraía más de lo que estaba dispuesto a admitir.

Pedí a Axell que la acompañara en el recorrido por la empresa. No porque no pudiera hacerlo yo, sino porque necesitaba observar desde la distancia. Quería saber cómo se desenvolvía cuando no la tenía cerca, cuando n