Caída del Alfa

—¿Su majestad? —se acerca a la cama donde reposa el cuerpo de su padre

Él abre los ojos con dificultad para ver a su sucesor, tan radiante y lleno de vida.

Levanta su mano y es tomada por su hijo con delicadeza para luego ser besada por él mismo.

la masajea distribuyendo sus dedos en movimientos circulares.

—Esa mustia recibió su merecido como hubieras deseado —comentó con el ceño doblado

Una pequeña risa escapó de los labios débiles de su padre.

—No la maten, ya no se ven lobos con Dones últimamente

—Fueron cazados padre por su poder, parece que lo…

—Yo no olvidé nada —completo —los protegidos de la luna, tienen poderes sobre licántropos, no podemos cuestionarlos, no podemos superarlos, debemos aliarnos a ellos 

Abrió los ojos con impresión, deseaba que su padre no hubiera utilizado tales palabras para referirse a unos demonios que se creían mejores que ellos.

—Padre, sé que estás aturdido, y comprendo que tus palabras sean desorientadoras, pero… —Sus palabras quedaron en el aire cuando las garras del alfa se enterraron en su mano

Se negó a quejarse por el bien de su vida.

—Saca a Nysa de las mazmorras, fue una tortura escucharla suplicar para que tu madre frenara sus torturas.

—Sí es lo que desea…

«Cumplirle una última petición antes de morir sera lo mas piadoso que haga»

Luego de la visita con su padre, ordeno a guardias sacar a Nysa del calabozo, la ubica muestra de su tortura fueron las cicatrices recien hechas, y charco de sangre debajo de sus pies.

La soltaron, y vistieron con un camisón sucio.

Llevándola a su habitación donde le ordenaron no salir hasta nuevo aviso.

De comida, le dejaron un filete cocinado, pero podrido.

El olor a muerto la obligó a cubrirse la nariz.

Dejó su comida servida en la mesa, se dirigió a su armario, pero lo único que encontró fueron prendas rotas.

Sus vestidos favoritos fueron cortados con unas tijeras y sus zapatos, habían sido cambiado por telas con suela.

En la puerta, la palabra Esclava relucía con fervor.

—Gracias a ti, mi matrimonio se acabó —su madrastra habló a sus espaldas

Nysa no la miro.

—¿Ahora eres digna? ¿Dime qué te sorprende? —se acercó a paso lento  —naciste de una criada, ¿esperabas nuevos vestidos y comida deliciosa? No te das cuenta que ahora me perteneces

—Sí se refiere a su marca, me encargaré de que no la vean. Si se refiere a su matrimonio, dudo que sea un buen ejemplar para mi padre. Después de todo la cambio por una simple criada —La raíz de su cabello empezó a tornarse blanca, uno de sus ojos cambió de color mientras en su brazos yacen las marcas.

—¿Qué… acabas… de… decir? —pronunció cada una sus palabras con lentitud

De la misma manera en la que la hijastra movía la cabeza para verla.

—Qué es fea, y por eso ningún hombre la corteja, no es mi padre, es por usted y se desquita conmigo porque mis asquerosas propuestas vienen de quienes fueron sus amores pasados… le sugiero … —sus palabras quedaron en el aire tan pronto una explosión batió en castillo

Ella giró el rostro aterrada por el estruendo.

Pisadas fuertes baten los pasillos, y en cuestión de minutos las luces sufren un daño qué solo la luna puede remediar con su brillante aurora.

Nysa puede ver el temor de su madrastra, como la cantidad de hombres que entran abusando de la habitación.

—¿Quiten sus asquerosas manos de encima? —ella lucha con sus garras, sin lograr nada

Uno de los bandidos menea su espada asesinando a la reina bajo el brillo inconfortable de la luna.

Su cuerpo recae sobre los juguetes que no logró alcanzar, bajo la sombra de la ventana y sobre la sangre qué deja su propia herida.

Impactada, bajo un parpadeo inexplicable, Nysa no logra ver nada más que el cuerpo de la reina desangrarse.

Siente como unos fuertes brazos la tomaron por la espalda, sin que pueda reaccionar alcanzan sus brazos amarrandola con cadenas de oro, hechizada para detener a los protegidos de la Luna.

Un collar de zafiros frena su instinto volviendo a la princesa un maniquí delante de ellos.

Tan débil como la hoja seca de un árbol.

El fuego alerta a los bandidos, quienes sacan su motín del palacio llevándolo a un lugar seguro.

El fuego se expande por los pasillos como los muertos siendo incinerados en el mismo, las ventanas rotas, las pinturas rasgadas las cuales solo dejan el retrato del príncipe heredero.

Dan a la incertidumbre el responsable de tales actos contra la corona Karl.

Cada vida pidiendo piedad en medio de una noche sangrienta mientras el nuevo Alfa se sienta en su trono con características otomanas viendo el espectáculo, solo da pie aquellos que una vez creyeron estar en lo correcto con sus decisiones.

Ahora reposan en el suelo, envenenados, o apuñalados por su sangre.

Karl se llenó de sangre tras haber asesinado a los monarcas, la capital fue saqueada, las casas de los líderes de la corte fueron masacradas.

Grey Karme Lunnette, ahora Alfa de la manada Karl disfruta ver el débil engendro al que su padre le dio título.

La obligaron a arrodillarse, sosteniendo sus piernas y sus manos.

Nysa es un títere delante de ellos.

—Es tan hermoso verte padecer, ahora sé porque mi madre decidió quedarse contigo en las mazmorras —sonrió

—Qui… ta… me, es… to … por… fa… vor… —pidió entre jadeos

Cada esfuerzo que hacía por mantenerse en pie era un insulto para el collar, cada vez que trataba de moverse, este consumía su energía hasta el final

—¿No te cansas de suplicar? Hasta parece que lo disfrutas —bajo del trono acercándose a Nysa

Se agacho a su altura, tomando su barbilla y levantando su rostro.

La mirada cansada, tierna e inocente, pero a su vez masacrada trajo a él recuerdos de su madre.

—Le pedí a mi padre que te asesinara, que acabará con tu vida el día que naciste, no me hizo caso. Ahora míralo —la cargó entre sus brazos

Dirigiéndose su cuerpo, su mirada al cuerpo del rey, quien recién entraba a la habitación.

Tenía las mejillas chupadas, los colmillos sobresaliendo de sus labios, con poco pelo, las manos secas dejando ver el hueso cubierto por su piel, la cual es tan oscura como la de un cadáver en estado de descomposición.

Había hecho del Alfa un ser irreconocible.

Abrió los ojos con impresión,  luego fue soltada, cayendo con brusquedad al suelo, sus extremidades dolieron tanto como su corazón.

—Deseaba esperar tres días para que disfrutarás de la mansión, de las bellezas de la manada antes de que fuera mía, pero ya tenían órdenes. Gracias por debilitar a nuestro padre —mencionó pisando su pecho. —Tranquila, no quiero matarte ni mucho menos, solo voy a explotar tu poder. Llevesela —ordenó

Fue enviada a una mazmorra común, aun con las cadenas, la acostaron sobre un colchón de paja un pedazo de tela para cubrirla del frío.

Temblaba, sentía alfileres clavarse en sus piernas dañando de esa manera su piel hasta dejarla inmóvil.

El collar le robaba su poca fuerza, y de  haber comido, su estómago no rugiría por al menos probar un trozo de comida.

Su garganta pronto pidió líquido.

Deseo ver la luz de la luna, pero la puerta metálica que la mantenía cautiva no le permitiría ver lo que deseaba.

Por un momento, se vio a sí misma como un cachorro mojado, en la nieve, y débil.

Lo que había pasado en los últimos días… por primera vez deseo venganza, acabar con Grey de una buena vez.

Sus labios no podían pronunciar palabra, pero necesitaba gritar con todas sus fuerzas, así sea su último aliento, pero su garganta se pinchó con espinas doradas.

Sorprendida por el nuevo dolor se paralizó con los labios abiertos

Sus dolores cada vez aumentaron, pero no hubo nadie que pudiera ayudarla a superar sus penas.

Siempre que podía, veía la pequeña cerradura de la puerta, el único pequeño lugar que manaba una luz intensa que ayudaba a ocultar la oscuridad sin mucha fuerza.

Deseaba ver más allá de esa solitaria línea, nunca imaginó extrañar tanto la luz como ese momento.

***

Arriba, en el palacio después de aquella terrible masacre.

El príncipe heredero preparó todo para su final feliz.

contrato a nuevos sirvientes luego de haber asesinado aquellos que conspiraron en su contra desde el primer día.

Cambió la Corte, luego de nombrar a un solo ministro para encargarse de ella, quien también sería el responsable de escoger a su mesa directiva.

A sus padres, los sepultó en fosas comunes, no hubo ataúd, no hubo ceremonia, no hubo lápida.

Solo un girasol blanco que indicaba donde estaban enterrados.

Grey se probó por última vez el traje que utilizará el día de su coronación, recibiendo la visita inoportuna de su compañero más firme.

—Su majestad —se inclinó con respeto —tenemos noticias del viejo palacio

—Toma asiento, supongo que será un gran anuncio

Él asintió con la cabeza.

—¿Desea escuchar las buenas noticias? —inquirio

—Por supuesto.

—Lord Ivan aceptó la propuesta de matrimonio, dice que está fascinado de casarse con la princesa Nysa Karme Lunnette. Bajo su propia indicación esperará a su edad edad mínima para dar crías,  y bajo  recomendación, nunca le quitara el collar. La alejara de la manada lo más que pueda, y para mostrarle su devoción, la primera hija que tengan será dada a usted como amante o esposa.

Grey sonrió.

Lord Ivan era un viejo amigo de su padre, un poco más viejo que él con gran interés en la princesa que solo vio en cuadros.

Qué más daba si ella era menor que él, le había encontrado un buen partido, que sin importar como fuese, la cuidaría.

Debía encargarse que el poder de su hermana permanecerán en sus genes, aunque eso le constata la propia vida la princesa, debía pintarla como la mujer más hermosa de la manada.

—¿Desea verla en el viejo palacio? —arreglo la manga de su vestimenta

Pronto fue tomando penetrantes aires de grandeza, orgulloso de su vestimenta, no dudó un solo momento en sentirse bien aventurado por sus acciones.

Lo consideraba como un acto que él mismo debía hacer antes de enloquecer.

—Sí, su majestad

—Perfecto —respondió —mañana, luego de la coronación quiero que saquen a Nysa del calabozo, quiten sus cadenas, pero no el collar

—Sí, su majestad. —Hizo una pequeña pausa —ahora, las malas. Debe idear un plan el cual contribuya con la economía de la manada, me temo que no la recibió en un buen momento, pero por fortuna, su padre… —cortó sus palabras al ver la mano levantada de Grey

—No vamos a hablar de mi padre, no vamos a comentar ni mucho menos opinar sobre él. Es más, escribe una nueva ley. Toma nota —se vio al espejo con firme porte —. Libro sagrado de Karl, Artículo III, Capítulo V, Mención de la ley de Carter II: todo aquel que osea desafiar la nuevo gobierno interponiendo la del Alfa Carter II será penalizado con una tortura creativa de diez minutos, si él responsable comete una falta aun mayor, ser dañado de peor manera

Su compañero escribía la Ley con detalle, levantó la mirada al sentir los pasos alejarse de su alfa.

—¿Fecha de inicio?

—Ahora. Crea un anuncio digno de la ley, y agregalo a las Sagradas Escrituras.

—Sí, su majestad. ¿Desea agregar algo más a su ley? O ¿Quiere continuar?

—Te llamaré cuando necesite algo, si es lo que quieres saber, puedes irte —se dirigió a la venta, observando la recuperación de la manada.

—Con permiso.

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