En la sala, Dorian se encontraba mirando por la ventana de la cabaña, mientras Cassian esperaba a unos metros apoyado en el umbral de entrada, ambos esperaban por Lia. Cuando sintieron su presencia, se volvieron hacia ella.
—Ten, linda —Teresa se acercó y le entregó una taza de té antes de indicarle que se sentara en uno de los sofás.
Tanto Dorian como Cassian se acercaron a ella como dos polos opuestos atraídos por el mismo centro, su fuerza magnética girando peligrosamente alrededor de ella.
Ambos hombres ocupaban su espacio con una autoridad salvaje. Lia le dió un sorbo al té, intentando calmar lo que despertaba en su interior el encontrarse en medio de dos presencias tan grandes e imponentes.
A su derecha, Cassian irradiaba la autoridad de un alpha, su presencia era como un huracán contenido, imponiendo respeto con solo una mirada. A su izquierda, Dorian mantenía una postura relajada, pero su quietud no era más que la de un peligroso depredador.
Estar atrapada entre ambos era como