Cassian fue el primero en percibir que algo andaba mal con Lia, lo sintió como un tirón en lo más profundo de su pecho, como si algo lo arrancara del sueño ligero en que se mantenía. Dorian lo sintió apenas un instante después, un malestar helado que no le pertenecía.
Ambos reaccionaron al unísono, sin necesidad de palabras, y salieron hacia la habitación de Lia encontrándose en el corredor. Ella apenas terminaba de acomodarse de nuevo en la cama, una sonrisa tenue curvó su boca al verlos entrar al mismo tiempo a su habitación.
—¿Forjaron una amistad mientras estaba inconsciente? —murmuró con voz ronca por el sueño pero un deje de diversión que fué un respiro para Dorian y Cassian.
—Por lo visto no tienes más fiebre —habló Cassian mientras avanzaba hacia ella, Dorian lo siguió y cerró detrás suyo—. Ambos te sentimos, ¿que te sucedió?
Cualquier mínimo rastro de diversión en el rostro de Lia se desvaneció lentamente, reflejando en sus ojos cansados un ápice de vulnerabilidad, cuand