Un estremecimiento recorrió el cuerpo de Lia al reconocer aquella voz, que aún cargada de sombras logró arrancarle un suspiro contenido. Dorian emergió entre los árboles, y aunque la penumbra lo envolvía como un presagio, sus pasos parecieron traer consigo el alivio que Lia anhelaba al volver a tenerlo cerca.
Lia dio un paso hacia él, movida por un impulso que no supo contener, pero algo en su interior la obligó a detenerse a mitad de camino.
Aunque la tensión entre Dorian y Cassian se sintiera como un hilo tenso a punto de romperse, Lia experimentó una extraña y reconfortante calma al sentir que ambos estaban allí, cerca de ella, aunque ninguno estuviera dispuesto a compartirla.
—Aléjate de ella, Cassian —la voz de Dorian retumbó como una sentencia, cortante y peligrosa, y sus ojos lanzaron una amenaza cortante.
Lia se preguntó cómo se conocían y la respuesta llegó casi de inmediato. Ambos eran enemigos ancestrales. Uno era el rey y el otro el alfa de clanes cercanos. Incluso deb