El día había sido largo, pero extrañamente tranquilo. Emma terminó de revisar los últimos documentos en su escritorio y apagó la computadora con un suspiro de satisfacción.

Su primer día en Hollow & Co. había superado sus expectativas. Richard la había tratado con amabilidad, el ambiente laboral era agradable y, por primera vez en meses, sintió que su vida tomaba rumbo. Sin embargo, mientras guardaba su bolso, una sensación persistente le oprimía el pecho: la culpa.

Cada vez que recordaba la voz de Harry diciéndole que se cuidara, que no se esforzara demasiado, un nudo se formaba en su garganta. No era solo preocupación lo que él sentía… era algo más profundo, más real, más tierno. Y ella lo estaba engañando con su silencio.

El sonido de su teléfono la sacó de sus pensamientos.

Harry.

Sonrió inconscientemente antes de contestar.

—¿Hola?

—Emma —su voz era cálida, pero cargada de un tono que rozaba la ins