Mundo ficciónIniciar sesiónEl amanecer se filtraba tímidamente por las cortinas de lino, pintando la habitación con tonos anaranjados. Emma se giró en la cama, observando el techo unos segundos antes de incorporarse. Había dormido poco, con el corazón palpitando inquieto ante la idea que la había perseguido toda la noche: encontrar un trabajo.
Ya no podía seguir dependiendo de nadie, mucho menos de la amabilidad de Violeta o de la preocupación silenciosa de Harry. Necesitaba recuperar el control de su vida, sentir que todavía podía valerse por sí misma.
Bajó a la cocina, donde Atenea la recibió con un maullido suave. Le acarició la cabeza y sirvió una taza de café. El aroma le reconfortó, y por primera vez en días, sintió una chispa de energía.
Tomó su bolso y salió, con una determinación que no había sentido







